A los 68 años murió en Barcelona el ex futbolista y director ténico Johan Cruyff. El crack holandés, para muchos el mejor jugador de fútbol de la historia, padecía un cáncer de pulmón. Desde fines de 2015 se conocía el diagnóstico, y a pesar de su optimismo no pudo superar la enfermedad.
Un mensaje del 13 de febrero indicaba: “Después de varios tratamientos médicos puedo decir que los resultados han sido muy positivos, gracias al excelente trabajo de los médicos, el afecto de la gente y a mi mentalidad positiva”. El anuncio de la muerte del gran futbolista holandés se hizo a través de su cuenta de Twitter y de inmediato fue tomado por los medios de todo el mundo.
El legado de Cruyff como futbolista no sólo dejó huellas en su país, sino que sus enseñanzas y filosofía de juego trascendió las fronteras para radicarse en su querido club Barcelona, donde brilló como jugador y sentó bases para las divisiones inferiores de la institución catalana. El pase fue el más alto de la historia de ese deporte hasta ese momento.
La afición blaugrana recibió al holandés como un verdadero héroe. Y el polifuncional futbolista no los defraudó, llevando a la institución catalana a lo más alto del fútbol europeo, donde el Real Madrid era amo y señor desde hacía años.
Sus inicios como jugador se remontan al Ajax, donde brilló desde 1963 hasta 1973, año en el que partió al club catalán cinco años. Fue parte también de la mítica selección holandesa bautizada como “La Naranja Mecánica”, jugando en 1974 la final de la Copa del Mundo, donde perdió con Alemania (el local) por 2 a 1. De su mano, ese conjunto desplegaba un juego de ensueño, para muchos un “fútbol total”.
Su retiro del fútbol como jugador fue amargo. Luego de que el Ajax rechazara contratarlo para que finalice su carrera allí, el futuro entrenador firmaría para el Feyenoord de Rotterdam, donde repetiría actuaciones de sus mejores épocas. Era el año 1981 y el final de su vida dentro del campo de juego. Johan ya pensaba en el banquillo.
Cruyff recibió tres veces el Balón de Oro y fue considerado por la IFFHS como el mejor jugador de Europa y el segundo mejor jugador del siglo XX.
