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Los polémicos cerebros de la Troika que tienen a Grecia entre la espada y la pared

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La directora general del FMI, Christine Lagarde, el presidente del Banco Central Europe Mario Draghi (centro) y el de la Comisión Europea Jean Claude Juncker (de pie, derecha).

Muchos acostumbran reducir las disputas generadas por la crisis griega como un problema entre Alemania y Grecia. Pero la llamada Troika –integrada por el Fondo Monetario Internacional, Comisión Europea y Banco Central de Europa– también juega un rol determinante.

Para el primer ministro Alexis Tsipras y su coalición, son parte crucial del problema por su “intransigencia”. Y ciertamente no hay acuerdo posible sin su visto bueno.

Además, por momentos, el distanciamiento entre ambos campos parece trascender las diferencias técnicas para hundirse en el resbaloso terreno de la animadversión personal, con acusaciones mutuas de mala fe, extorsión y chantaje.

En el centro de esta colorida pirotecnia verbal se encuentran la directora general del FMI Christine Lagarde, el presidente del Banco Central Europeo Mario Draghi y el de la Comisión Europea Jean Claude Juncker.

Les presentamos un perfil de las tres cabezas de la Troika.

Christine Lagarde

Según el ranking de Forbes, Christine Lagarde es la sexta mujer más poderosa del mundo.

En 2010 se convirtió en la primera mujer en dirigir el FMI luego de la caída en desgracia por un escándalo sexual de su predecesor, Dominque Strauss-Kahn.
En 2010 se convirtió en la primera mujer en dirigir el FMI luego de la caída en desgracia por un escándalo sexual de su predecesor, Dominque Strauss-Kahn.

Bilingue, vegetariana, abstemia, integrante juvenil del equipo nacional francés de natación, siempre elegantísima, Lagarde se ha acostumbrado a ser la primera mujer en alcanzar ciertas posiciones.

En 2007 se convirtió en la primera mujer del G7 nombrada como ministra de economía.

En 2010 se convirtió en la primera mujer en dirigir el FMI, luego de la caída en desgracia por un escándalo sexual de su predecesor, Dominque Strauss-Kahn.

Pero Lagarde tampoco ha escapado la polémica.

La justicia francesa la investiga por “negligencia” en el caso de Bernard Tapie –el famoso empresario galo expresidente del Olympique de Marsella– y su litigio con Credit Lyonais a raíz de la venta de Adidas en los 90.

Este año la justicia francesa devolvió el caso a su punto cero, al anular el arbitraje ordenado por Lagarde en 2008 que otorgó a Tapie una indemnización de más de 400 millones de euros.

Entre los puntos oscuros del caso se encuentra la contribución financiera que Tapie hizo para la campaña de Nicholas Sarkozy, quien nombró a Lagarde como ministra de economía.

Pero ella niega los cargos.

Como directora del FMI, Lagarde generó un considerable revuelo al declarar al periódico británico “The Guardian” que los griegos eran responsables de sus problemas por “no pagar sus impuestos”.

Lagarde se rectificó en su cuenta de Facebook, aclarando que simpatizaba con el “sufrimiento de los griegos”, pero no pudo evitar que entre las miles de respuestas de condena le recordaran que como directora del FMI ganaba $US468 mil anuales, libres de impuestos.

Este 11 de junio el FMI fue el primero en patear el tablero cuando sorpresivamente se retiró de la mesa de negociaciones con Grecia acusando al gobierno de Tsipras de intransigencia en torno a la reforma del mercado laboral y de las jubilaciones.
Esta negociación será decisiva en el futuro político de Lagarde cuyo mandato como directora del FMI expira en 2016.

Tanto su reelección como la posibilidad de volver a la arena política francesa dependerán en gran medida de que el actual impasse no termine en una salida de Grecia y, peor aún, una implosión de la eurozona.

(Super) Mario Draghi

A mediados de 2012 la eurozona estaba en llamas y muchos predecían que tras el rescate de Grecia, Portugal y la República de Irlanda vendría inevitablemente el de los pesos pesados, Italia y España, y, con ello, una implosión del euro.

Economista y banquero, Draghi estuvo al frente del polémico Banco de Inversiones Goldman Sachs entre 2002 y 2005.

En medio de una especulación febril que envió a la estratósfera el riesgo país y las tasas de interés de las dos naciones, intervino el presidente del Banco Central Europeo (BCE) Mario Draghi con una escueta frase que puso paños fríos a la crisis.

“El Banco Central Europeo va a hacer todo lo que sea necesario para salvar al euro. Y créanme, que será más que suficiente”, dijo.

La tormenta se calmó como por arte de magia y Draghi se ganó el apodo de “Supermario”.

Al igual que Lagarde, “Supermario” fue elegido el año pasado entre los hombres más poderosos del planeta por Forbes.

Economista y banquero, Draghi fue alto funcionario del polémico Banco de Inversiones Goldman Sachs entre 2002 y 2005.

Y en 2002 el banco ayudó a Grecia a maquillar las cuentas fiscales para que “cumplieran” con los requisitos de ingreso a la eurozona, pecado original, según muchos analistas, de la actual crisis.

Draghi negó todo conocimiento del vínculo laboral del banco con Grecia.

Y en medio de tantos problemas económicos, el tema fue olvidado.

Este año “Supermario” lanzó un programa de flexibilización monetaria – emisión electrónica de dinero para aceitar el crédito – a fin de reactivar la alicaída economía de la eurozona.

Entre los críticos muchos señalan que la medida es tardía o contraproducente.

Pero el gran reto es hoy Grecia y cómo evitar que la crisis se contagie al resto de la eurozona.

A fines de junio decidió mantener la línea de financiamiento ELA para bancos de la eurozona con problemas graves de liquidez. Pero no aumentó las partidas, que muchos consideran fundamental para neutralizar una corrida bancaria.

Jean Claude Junker

El actual presidente de la Comisión Europea, brazo ejecutivo de la Unión Europea (UE), fue primer ministro de Luxemburgo entre 1995 y 2013, y ministro de finanzas del minúsculo ducado entre 1989 y 2009.

Entre 2005 y 2013 Juncker fue presidente permanente del grupo de ministros de la Eurozona, reelecto dos veces al cargo.

En los círculos de la UE el políglota Juncker es considerado el perfecto “eurócrata” con una extraordinaria capacidad para llegar a las máximas posiciones de poder y mantenerse allí durante mucho tiempo.

Entre 2005 y 2013 Juncker fue presidente permanente del grupo de ministros de la Eurozona, reelecto dos veces al cargo. Como tal fue uno de los personajes más influyentes en las negociaciones de rescate financiero de Grecia, Irlanda, Portugal, España y Chipre.

Señal de su estilo informal es una foto de mayo pasado, en la que aparece abrazado al primer ministro griego Alexis Tsipras durante una cumbre y mostrándole su corbata, como si se la estuviera ofreciendo de regalo.

La imagen parecía decir que las diferencias con Tsipras se reducían a una cuestión de vestuario: el premier griego jamás usa corbata.

Unas semanas más tarde, Juncker dejó la sonrisa de lado, se olvidó de la corbata y llamó a Tsipras “mentiroso”.

En respuesta, la coalición del primer ministro recordó los LuxLeaks de noviembre de 2014.

Poco antes que asumiera su cargo de presidente de la Comisión Europea, unas 28 mil páginas de documentos de más de mil compañías revelaron que bajo la jefatura de Juncker, el Ducado se convirtió en un paraíso fiscal de primer orden que ayudó a la evasión fiscal de multinacionales que operaban en otros países de la Unión Europea.

El Parlamento Europeo, dominado por partidos centristas afines a Juncker, votó por amplia mayoría en contra de una moción de censura.

Pero la denuncia ha erosionado para sus críticos la credibilidad del presidente de la Comisión Europea en un momento en que le exige responsabilidad fiscal a Grecia y otros miembros.

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