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La actitud del fiscal financiero de la FGR debe ser aclarada para bien del Ministerio Público

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El Fiscal director de la Unidad Financiera de la Fiscalía General de la República, licenciado Tovias Menjivar, envió la semana pasada sendas cartas de reclamo y amonestaciones al juez séptimo de instrucción y al periódico digital “La Página”, en las que reclama fuera de tono, tanto al juez como al medio, por la publicación de informes relacionados con el juicio que se sigue contra el ex presidente de la República Francisco Flores.

Pasamos por alto la pésima redacción de la misiva, inconcebible en un funcionario de la categoría que ostenta el licenciado Menjivar, lo que no podemos pasar por alto es que se dé plazos y se ordene a jueces y periodistas sobre lo que tienen que hacer. Eso no cabe en un régimen democrático.

La función fiscal no consiste en la formulación de un requerimiento para que un juez instruya de cargos a cualquier ciudadano o para que en las subsiguientes etapas de un juicio penal, sus delegados se aferren a la obtención de una sentencia condenatoria.

Tenemos entendido que la Fiscalía General de la República mantiene funcionando una escuela especializada donde ofrecen seminarios de formación profesional a los agentes auxiliares del Fiscal, lo que hace difícil comprender el desatino del Señor Fiscal Jefe de la Unidad Financiera de la FGR al referirse a un juez y a un medio informativo, que solo buscan hacer bien su trabajo, de la manera que lo hizo.

No es amenazando como se resuelven situaciones como la que reclama el jefe de la Unidad Financiera de la FGR. Si un periodista obtuvo información no oficial que puede afectar los intereses de un ciudadano que se encuentra privado de libertad, hay que acreditarlo a su agudeza profesional.

Si un juez se extralimita en sus funciones como aplicador de la justicia hay procedimientos legales para llamarlo al orden, pero de eso a querer ordenar y amenazar hay mucha distancia.

En el caso de Paco Flores hay muchos intereses de por medio que desean convertir el caso en un pozo de cual todo mundo quiere llevar agua a su molino. Son muchos los intereses que están en juego. Intereses “desinteresados” en la buena forma de decir las cosas e intereses “muy interesados” que no quieren que se sepa la verdad de lo ocurrido en el affaire Taiwan. Intereses de derecha e izquierda, gente que no quiere saber nada de un Fiscal que lo mismo investiga los delitos de izquierda o de derecha y, en el mejor de los casos, de grupos descalificados que lo que pretenden es justificarse ante sus anónimos financistas.

Paco Flores fue el político más influyente del país, eso nadie lo duda, pero ahora es un ciudadano como cualquier otro que tiene derechos y que está siendo procesado por la atribución de uno o de muchos delitos que tienen que ser probados de manera fehaciente.

La Fiscalía está obligada en la defensa de los derechos del Estado pero también de los ciudadanos que en su conjunto conforman la sociedad.

En esto radica el error del Fiscal Financiero Tovias Menjivar que si bien busca proteger los intereses de un ciudadano sujeto a las leyes y privado de libertad no tuvo la suficiente inteligencia para hacerlo saber así al juez y al medio informativo.

El tono amenazante de la misiva enviada al juez y al periódico digital “La Página” es grave y no habla bien ni de la Fiscalía ni del Fiscal General.

El Fiscal General de la República debe ordenar a su subalterno que aclare esa situación y que ofrezca las disculpas del caso… personalmente.

El Fiscal no debe perder de vista que en río revuelto ganancia de pescadores y que son muchas las personas que andan viendo que pescan.

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