El empresario francés, CEO y presidente de LVMH –Louis Vuitton– agregó un estimado de U$S 2.8 mil millones a su tesoro durante las últimas 24 horas, lo que significó que su patrimonio neto aumentara un 2.7% a un total de 107.6 mil millones. Según la Revista Forbes le siguen en su orden Bernard Arnault y Bill Gates.
En apenas un día Bernard Arnault sumó casi tres mil millones de dólares a su fortuna personal. Lo suficiente, de acuerdo al listado de Forbes, para desplazar nada menos que a Bill Gates en el segundo puesto de su ranking y quedar a “pocos” miles de millones de Jeff Bezos el actual número uno.
El empresario francés, CEO y presidente de LVMH –Louis Vuitton– agregó un estimado de U$S 2.8 mil millones a su tesoro durante las últimas 24 horas, lo que significó que su patrimonio neto aumentara un 2.7% a un total de 107.6 mil millones.
Eso coloca a Arnault detrás del fundador y CEO de Amazon, cuyo patrimonio neto se ubica en U$S 110.5 mil millones, según la lista. Mientras tanto, Gates tiene un patrimonio neto de 107 mil millones, de acuerd a Forbes. Sin embargo, el CEO de Louis Vuitton todavía está detrás de ambos empresarios tecnológicos en el índice de multimillonarios que elabora Bloomberg, que estima su patrimonio neto en U$S 103 mil millones, en comparación con los U$S 110 mil millones del cofundador de Microsoft. En julio último lo había desplazado por unas semanas.
En lo que va del corriente año, la fortuna de Arnault ha crecido 34 mil millones de dólares, quien más ganó en lo que va de 2019. El francés es el accionista mayoritario en LVMH, propietario de marcas de lujo como Louis Vuitton, Christian Dior y Moet & Chandon. Este lunes continuó sacudiendo el mercado cuando confirmó el lunes que comprará Tiffany & Co. en un acuerdo por un valor de U$S 16,2 mil millones. Las acciones de la empresa comenzaron a trepar incesantes.
El más rico de Europa que va por Bezos
Bernard Arnault es un francés de setenta años. Elegante, de contextura pequeña, una mezcla entre Charles Aznavour e Ives Montand pero con mirada gélida. Es el principal accionista y lidera el grupo LVMH, dedicado al consumo de lujo. Más de 70 marcas lo integran. Las siglas corresponden a: Louis Vitton, Möet Hennesy.
Pero las marcas que integran el conglomerado empresario incluyen, entre muchas otras, a Christian Dior, Bvlgari, Sephora, Tag Heuer, Krug, Dom Perignon, Givenchy, Loewe, Marc Jacobs, Kenzo, Céline, RIMOWA y Hublot.
Moda masculina, moda femenina, relojes, joyas, licores, perfumes, champagnes, carteras, valijas y cualquier otro elemento o consumo de lujo que pueda existir le pertenece. Arnault ha subvertido el principio que indica que las grandes fortunas se construyen ofreciendo servicios y productos a un público masivo; él ha construido la tercera fortuna más abultada del planeta vendiéndole cosas a unos pocos.
Este incremento súbito pero persistente -en los últimos años LVHM crece en cada periodo contable- se debe a algunos factores claros, a políticas empresariales que Arnault hace aplicar con firmeza.
Cada marca se maneja con principios similares pero separadamente, respetando su individualidad y su historia (la tradición es un valor importante que tiene un reflejo en la economía según la visión del magnate); por otra parte gracias a agresivas campañas de comunicación han logrado que sus exclusivos clientes hayan perdido el temor a las compras online y que hayan modificado sus hábitos, lo que provocó un notable incremento en las ventas. Otro factor muy importante es que sus marcas lograron asentarse en el mercado asiático y aprovecharon el boom de consumo en China, uno de sus mercados más redituables. Por último LVHM entendió antes que los demás que el segmento de moda masculina crece a gran ritmo y puso su atención en ello.
Arnault es implacable y su ambición alcanza cimas épicas. Es un negociador voraz. Su audacia es conocida por todos.
Se recibió muy joven de ingeniero en una exclusiva universidad francesa. Luego ingresó a trabajar en la empresa constructora de su padre que tenia importantes contratos de obra pública. Pero a los pocos años, y luego de mucho insistir, convenció a su progenitor que debían refundarse, cambiar de negocio. El padre no aceptó de inmediato. No entendía los motivos del cambio de rubro pero su pertinaz hijo logró su cometido. Con cambio de nombre, la compañía se encargó de la construcción de complejos turísticos.
Luego, el pulso firme de Bernard diversificó los negocios y las inversiones. Asumió riesgos y se mostró impiadoso ante cada debilidad que encontró en el camino. Todo elemento que le pudiera ser favorable lo aprovechaba sin importar la circunstancia ni el daño que pudiera ocasionar. Su habilidad mayor, su súper poder, es la capacidad de distinguir un gran negocio en su germen.