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Editorial: !No a la guerra! sí a la paz

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Fragmento del libro inédito “Relatos y Reflexiones” de Eduardo Vázquez Bécker

Reflexión necesaria: Soy descendiente de Balam-Quirze, de Balam-Acab, de Mahucutah y de Iqui-Balam y me enorgullezco de ello. Como yo, ellos eran hombres de libertad y de justicia, amaban los bosques, las rocas, los mares y los lagos, las montañas y los valles, los vientos y los ríos. Conocían de la guerra pero preferían la paz, eran sabios; en verdad, eran hombres admirables.

Los seres humanos estamos en la obligación de odiar la guerra porque es destructiva por naturaleza. El odio solo es válido cuando es contra la guerra; el verbo compuesto “odiar la guerra”, conjugado gramaticalmente en todas las personas, todos los tiempos y todas las modalidades, debe ser nuestra actitud frente a la guerra. La regla debe ser: amar a Dios, la vida, la familia, la libertad y la democracia; en ese orden de cosas; así podrán evitarse las guerras.

¿Es válido repudiar la forma brutal en que los hombres murieron acribillados por las ametralladoras, destrozados por las granadas explosivas, torpedeados, aplastados bajo las orugas de los temibles tanques “Sherman” o por las brigadas “Pancer”?  Definitivamente sí.

Venimos de un siglo en el que la muerte fue su distintivo principal…Durante la revolución mexicana murieron un número aproximado de dos millones de personas; durante la guerra civil en Rusia, o sea desde octubre de 1917 hasta 1922, otros dos millones; en la primera, llamada “Gran guerra”, donde se utilizaron novedosas armas químicas como el gas asfixiante y modernas ametralladoras y tanques de guerra, perdieron la vida 17 millones de soldados y civiles; la Segunda Guerra Mundial, que fue la mayor contienda bélica de la historia, marcada por grandes crímenes de Lesa Humanidad  (El Holocausto)´, bombardeos y el uso de armas nucleares contra Hiroshima y Nagasaki, dejó entre 50 y 70 millones de muertos. Si a esto agregamos que la guerra civil española aportó otro millón de víctimas a la escalofriante cifra de muertos durante el siglo XX junto a los trescientos mil que se produjeron durante los conflictos armados en Guatemala, Nicaragua y El Salvador, tenemos un total de casi cien millones de muertos, como quien dice un millón de muertos al año.  ¡Que desperdicio de seres humanos!

Paradójicamente, durante lo los conflictos bélicos que enfrentó la humanidad, la tecnología cobró auge extraordinario. Se generó un intenso desarrollo de los instrumentos y técnicas de guerra. Se perfeccionaron los fusiles de repetición, las ametralladoras. Se descubrió el poder del átomo, inventaron las bombas “racimo”, se tecnificó el uso del gas venenoso y la guerra biológica y química; fueron mejorados los tanques, los dirigibles y los aviones. La artillería multiplicó los calibres, aumentó su alcance y mejoró los métodos de corrección. Se crearon los misiles de largo alcance para destruir objetivos insospechados. Había que ser exacto para matar mejor. La gente debía morir con precisión milimétrica

Las guerras, por diversas que sean sus causas, atentan contra la humanidad. Será eso lo que Rusia quiere repetir en Ucrania ?

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