Los primeros documentos que se refieren a la enfermedad del cáncer se remontan a la XVII dinastía egipcia, que se corresponde con el período que va desde 1580 a 1550 a. C. Es en el papiro Edwin Smith donde aparecen las primeras reflexiones acerca de su estudio. No obstante, no fue hasta mucho después, entre el 460 y el 370 a.C cuando el médico griego Hipócrates denominó a este tumor maligno por la palabra por la que se le conoce en la actualidad. El término aparece en el ‘Corpus Hippocraticum’, una colección de obras en las que se mencionan distintas lesiones ulcerosas crónicas que se desarrollan de manera descontrolada.
Los describió como ‘kartinos’, que también significa ‘cangrejo’. Este tipo de terminologías ancestrales continúan denominándose de igual manera en la actualidad, como es el caso de ‘oncos’, que se refiere a la raíz de la inflamación y siglos más tarde pasaría a denominarse ‘tumor’. De esta forma, a mediados del siglo XIX se determinó la ‘oncología’ como el estudio de los tumores, independientemente de si son malignos o no.
Durante este período histórico, el tratamiento del cáncer era básico, debido a que no se conocía la forma de su curación y se recomendaba un tratamiento básico centrado en terapia de herbolario. No fue hasta las influencias de Galeno de Pérgamo (129-157 d.C) cuando se propuso la cirugía para la eliminación del tumor
Este médico griego publicó un libro dedicado exclusivamente a los tumores y determinó algunas sustancias que ayudaban a la expulsión del cáncer del cuerpo, además de varias tipologías quirúrgicas como la extirpación o la cauterización con fuego.
Ya en el Imperio Romano el cáncer era considerado una enfermedad rara, mientras que en el medievo europeo se dieron importantes deficiencias en su estudio, ya que el cristianismo evitaba todo tipo de conocimientos médicos en favor de la fe religiosa.
Tampoco hubo cambios favorables con la llegada del Renacimiento ya que, a pesar de que se retomaron las teorías clásicas de Grecia, se frecuentaba el mismo tratamientos que en el período precedente: quemando tumores externos. No obstante, se inició un movimiento experimental que dejó algunos documentos más precisos que los anteriores.
Finalmente, se dio un gran paso en el siglo XVIII, cuando se estableció un orden e identificación de las células maliciosas junto con sus diversos tratamiento. Johannes Müller, Henri Le Fran y Wilhelm Waldeyer son algunos de los analistas que consiguieron aportar grandes avances en la materia
Sin embargo, a pesar de que se trata de una enfermedad que data casi desde el origen de la humanidad, continúa siendo una de las grandes lacras de la sociedad a nivel mundial, que no ha logrado aún hacerse con la principal causa de muerte en todo el mundo.
BUSCANDO EL FIN
Para promover el apoyo y concienciación a favor de diferentes estilos de vida y salud que podrían evitar la enfermedad –a pesar de que aún no se ha determinado con precisión si ésta responde a causas genéticas– , cada 4 de febrero se conmemora el Día Mundial contra el Cáncer.
Así lo reconoce la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que lo define como “un proceso de crecimiento y diseminación incontrolados de células, que puede aparecer prácticamente en cualquier lugar del cuerpo y suele invadir el tejido circundante, provocando metástasis en puntos distantes del organismo”.
Dentro de la amplia tipología de cáncer que existe, aparecen muchas clases que podrían prevenirse evitando la exposición a factores de riesgo comunes, ya que aproximadamente un 30 por ciento de las muertes podrían evitarse.
Estas muertes se deben a cinco factores de riesgo conductuales y dietéticos: el elevado índice de masa corporal, la ingesta reducida de frutas y verduras, la falta de actividad física, y el consumo de tabaco y alcohol.
La ONU también manifiesta que los cánceres más mortíferos son los de pulmón –el 71 por ciento de víctimas fallece debido al tabaco– , estómago, hígado, colon y mama. En cuanto a los hombres, se dan más casos de cáncer de próstata, pulmón y estómago; mientras que la mayoría de muertes femeninas se deben a un tumor en la mama, el útero o el colon.
Por contra, es importante indicar que un porcentaje importante de cánceres tienen curación mediante cirugía, radioterapia o quimioterapia, especialmente si se detectan en una fase temprana. Por eso, la prevención y la detección temprana son fundamentales para detener el alarmante aumento de la incidencia de esta enfermedad.
Por contra, es importante indicar que un porcentaje importante de cánceres tienen curación mediante cirugía, radioterapia o quimioterapia, especialmente si se detectan en una fase temprana. Por eso, la prevención y la detección temprana son fundamentales para detener el alarmante aumento de la incidencia de esta enfermedad.
En muchas ocasiones, las desigualdades por cáncer se deben a factores externos a la voluntad saludable de los individuos, esto es, a la raza o etnia, la identidad sexual o de género, la ubicación geográfica, la educación o, incluso, el nivel de ingresos.
Según la Organización Panamericana de Salud (OPS), los países que registran menores muertes por la enfermedad son Guatemala, El Salvador y Ecuador; mientras que en México, Brasil y Colombia se presentan resultados contrarios.