El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, aconsejó a su homólogo costarricense, Rodrigo Chaves, el uso de la «mano dura» para enfrentar la creciente violencia criminal en Costa Rica.
«Si nos acepta un consejo en el tema de seguridad, tienen que ponerse todos detrás del plan o no va a funcionar», dijo Bukele a Chaves ante la prensa en Casa Presidencial, en San José, al referirse a las instituciones del Estado.
«No hay forma de que un gobierno pueda competir con los incentivos del crimen, por eso el Estado debe de intervenir y hacer valer su monopolio (de la fuerza) sobre la violencia», afirmó Bukele.
Aunque dijo que no va «a darle clases a nadie», destacó que antes de que El Salvador fuera «la capital mundial de los homicidios», el país «tenía niveles de inseguridad que tiene Costa Rica hoy».
«Lo convertimos al día de hoy en el país más seguro de todo el hemisferio occidental», subrayó el mandatario salvadoreño, cuya visita oficial de dos días generó fuerte polémica en Costa Rica.
El Congreso y el Poder Judicial se negaron a recibir a Bukele, cuya política de seguridad es criticada por organismos de derechos humanos y su reelección en febrero pasado fue cuestionada por estar prohibida en la Constitución.
Amnistía Internacional, Human Rights Watch y oenegés locales han denunciado «detenciones indiscriminadas» y más de 300 muertes bajo custodia estatal desde que Bukele inició en 2022 la suspensión de algunas garantías constitucionales en El Salvador como su única estrategia contra las pandillas.
Bajo un régimen de excepción que permite arrestos sin orden judicial, unas 83,000 personas han sido detenidas acusadas de pertenecer o ser cómplices de las pandillas, entre ellas miles de inocentes según esos organismos.
Chaves elogió la política de seguridad de Bukele y comentó que «valdría la pena» aprender «esa lección» para aplicarla en Costa Rica, que suma 757 homicidios en 2024, principalmente ligados al narcotráfico.
«Es necesario otorgar en democracia suficiente poder a quienes gobiernan, porque de otra manera el pueblo no puede demandar cuentas ni cambio», alegó Chaves, atizbando la intención de eliminar el sistema democrático de los pesos y contrapesos entre los poderes del Estado, al no contar con el apoyo y servilismo del Congreso y el Poder Judicial, tal como lo tiene Bukele en El Salvador.
Antes conocido por su seguridad y tranquilidad, Costa Rica tuvo en 2023 un récord de 907 muertes violentas, una tasa de 17,2 por cada 100.000 habitantes, más del doble del promedio mundial (8), según la ONU.
Desde la fundación de la segunda República en 1949, Costa Rica ha sido una de las democracias más estables y completas del mundo, sin fuerzas armadas; sin dictaduras civiles o militares desde 1919; con un sistema electoral robusto, independiente y que cuenta con gran confianza por parte de la ciudadanía; así como con una grata tradición de respeto y garantía a los derechos humanos, Costa Rica ha destacado a través de los años en su estabilidad democrática.
El aumento de la violencia ha seducido a los jóvenes a inclinarse por un estilo de «mano dura» violenta como el de Bukele, mientras los adultos mayores, acostumbrados a la democracia, prefieren «mano dura orientada al orden y respeto», según una encuesta de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales.