Acorralada por una denuncia de corrupción, Roxana Baldetti dimitió a la vicepresidencia y ahora será investigada. El presidente Otto Pérez Molina y otros funcionarios, en cambio, estarían blindados.
Desde hace meses Guatemala vive una profunda crisis política e institucional a raíz de varios hechos de corrupción que salieron a la luz y que salpican a la cúpula del Poder Ejecutivo. La primera figura de peso que se vio obligada a dar un paso al costado fue la vicepresidente Roxana Baldetti, quien el viernes pasado presentó su renuncia por el reciente escándalo de corrupción que la involucra en una red de fraude.
Bajo la presión de Estados Unidos, el pasado 24 de abril el presidente Otto Pérez Molina, quien también está implicado en distintos casos de actividad ilícita, aprobó la permanencia en el país de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), el órgano que responde a la ONU y que se dedica a investigar los principales casos de corrupción.
“Pérez Molina negoció con Estados Unidos la impunidad de Baldetti, pero al parecer le dijeron que no porque los casos en los que ella está implicada están bastante avanzados. Entonces al final decidieron sacrificarla”, señaló la periodista española Carolina Gamaza, de la revista guatemalteca Plaza Pública, en diálogo con Infobae.
“Nadie estuvo en capacidad de defenderla. Prácticamente quedó sola, abandonada por el gobierno, incluso su bancada votó por el retiro de su inmunidad”, explicó el ex secretario de Análisis Estratégico y ex Canciller, Edgar Gutiérrez, a ese medio guatemalteco.
Baldetti es señalada de estar involucrada en una red de fraude aduanero y fiscal. La CICIG y el Ministerio Público desarticularon, el pasado 16 de abril, esta mafia, por la que las autoridades han arrestado, hasta el momento, a 27 personas.
En el país centroamericano el caso es conocido como “La Línea”. A pesar de las recientes detenciones, todavía permanecen prófugos dos pilares de esta estructura criminal: el ex secretario privado de la vicepresidente, Juan Carlos Monzón, presunto cabecilla, y el polémico empresario guatemalteco, Luis Mendizábal.
Baldetti habría encubierto y colaborado para que Monzón se fuera del país. Durante un viaje de ambos a Corea del Sur, la ex vicepresidente habría alertado a su mano derecha de los cargos en su contra.
Con su renuncia Baldetti perdió la inmunidad que le confería su cargo y ahora será sometida a un proceso de investigación. En este momento están siendo investigadas por la CICIG conversaciones en las que se hace alusión a “la 2” y la “Señora”, y que tienen a Monzón como protagonista principal. Pero la Comisión por el momento aclaró que todavía no hay pruebas en contra de la ex funcionaria.
“Pienso que sí hay pruebas contra ella y contra el presidente, pero por la estabilidad política del país, la CICIG prefirió mantenerse cauta”, consideró Gamaza.
El panorama es muy desfavorable para Baldetti. Sin inmunidad, con presión internacional, con masivas manifestaciones en su contra, y ya sin aliados políticos que puedan poner el pecho por su persona (salvo declaraciones de apoyo y respaldo del presidente), la ex vicepresidente de Guatemala quedó acorralada.
El último intento fue detener la pérdida de inmunidad ante la Corte de Constitucionalidad. Pero esa posibilidad le fue negada.
Desde que salieron a la luz estas conversaciones que implican de lleno a Baldetti, también investigada desde hace años por enriquecimiento ilícito, se mantuvo fuera de la escena pública sin hacer ningún tipo de declaración. El pasado viernes fue su primera manifestación a través de la carta de renuncia que presentó al presidente. Sin embargo, no fue ella quien se encargó de presentarla a la sociedad, sino el propio Pérez Molina.
“Desde que se desató el caso de corrupción Baldetti se mantuvo oculta sin hacer declaraciones públicas. Incluso muchos especulaban con que no estaba en Guatemala”, apuntó la periodista española.
Este lunes, horas después de haber dimitido, finalmente pronunció sus primeras palabras en una entrevista a una radio local. “Yo no me escondí. La investidura se respeta”, remarcó Baldetti, quien justificó su ausencia de la esfera pública “por los ataques” que estaba recibiendo en su contra.
Sobre el caso de corrupción que la involucra, resaltó que las declaraciones del fiscal y del comisionado sostienen que su nombre no aparece en la investigación. Sobre los seudónimos utilizados en las conversaciones aseguró que cualquiera puede utilizarlos. Citó el ejemplo de Rosa Leal de Pérez, esposa del presidente.
“La R, ella se llama Rosa María, la Dos, puede ser la esposa del presidente”, argumentó la ex funcionaria.
Adelantó que se alejará de la vida política y que ahora dedicará tiempo a su familia, a la que ha descuidado “en los últimos 15 años”. “No hay manera de que no esté implicada”, sentencia otra fuente local bajo anonimato.
Sangría en el Partido Patriota
“El Partido Patriota quedó prácticamente sin nadie. El candidato presidencial, Alejandro Sinibaldi, acaba de abandonar el partido. Todos los alcaldes que estaban se han cambiado de bloque”, comentó Gamaza.
“De momento el partido todavía no tiene candidato a presidente. Casi todos los diputados han empezado a cambiarse de partido”, agregó.
Los principales funcionarios que presentaron su dimisión fueron Sergio de la Torre, ministro de Economía; Cynthia del Águila, ministra de Educación, y Juan Carlos Paiz, comisionado presidencial de Competitividad.
El próximo mes de septiembre habrá elecciones en Guatemala. De cara a una eventual reelección, el gobernante Partido Patriota quedó muy vulnerable y expuesto. No sólo por el escándalo de defraudación de la vicepresidenta, sino también por las implicancias en distintos casos del presidente Pérez Molina y el ministro de Gobernación, Mauricio López Bonilla.
Alejandro Sinibaldi, el funcionario que se presentaba como potencial candidato a la presidencia por el oficialismo, apuntó contra Baldetti y renunció a la militancia del partido.
Ante este difícil panorama de permanecer en el poder, Pérez Molina y López Bonilla, entre otros funcionarios, quedarían sumamente expuestos ante las investigaciones de la CICIG. Pero, según las fuentes consultadas, ambos dirigentes ya tendrían acordada la inmunidad por haber aprobado la continuidad de la Comisión.
Posibles sucesores
Luego de la renuncia de Baldetti, circuló una lista con posibles nombres a sucederla en el cargo. En la nómina estarían el ministro de Gobernación, Mauricio López Bonilla; el embajador en Washington, Julio Ligorría; y la comisionada para la Reforma Policial, Adela de Torrebiarte.
“López Bonilla fue consultado sobre esta posibilidad y lo negó rotundamente. Incluso negó que existiera una lista”, aseveró Gamaza
“De todas formas es poco probable que sea el vicepresidente. Tiene un pasado oscuro, está implicado en el caso de Byron Lima. Entonces no le daría mucha credibilidad al gobierno que López Bonilla sea nombrado vicepresidente”, añadió la periodista española.
Asimismo, consideró que el presidente seguramente opte por una persona de “perfil más bajo” para los pocos meses de gobierno que quedan. Alguien con un perfil “como el de Torrebiarte”.