Unos 300 pandilleros o individuos vinculados de cierta forma las pandillas pretendían enrolarse en las filas del ejército para integrarse al plan de control de territorio, denunció este martes el ministro de la Defensa Nacional , René Merino Monroy.
El funcionario castrense aseguró que las pandillas buscan infiltrarse aprovechando las recientes convocatorias de reclutas de la Fuerza Armada de El Salvador, con los que el Gobierno pretende reforzar el despliegue como parte del plan de seguridad.
Merino Monroy dijo que 1.480 aspirantes se presentaron para ser reclutados pero que de estos unos 300 fueron desestimados por las autoridades por tener supuestos vínculos con pandillas o por mal estado de salud.
La institución, por orden presidencial, debe entregar un total de 3,000 nuevos militares para inicios de 2020 con la idea de apoyar en tareas de seguridad. Sin embargo, el ministro de Defensa recalcó que era la primera vez que veía a la convocatoria tan efectiva en sus años de carrera militar.
“Con el dato de los 1,400 que se han presentado, hay 308 que no van a poder ingresar porque algunos están involucrados con pandillas y otros por cuestiones de salud”, dijo el ministro.
Merino Monroy también confirmó que 110 pandilleros estuvieron infiltrados en la Fuerza Armada en los últimos cuatro años; sin embargo, el titular de Defensa defendió que esto había sucedido antes de tomar el control de la institución. Justificó, además, que los integrantes de esas estructuras tienen grandes habilidades y carecen de tatuajes, por lo que se les dificulta identificarlos. Pero son descubiertos por los psicólogos de la institución por sus “ademanes”, dijo.
Durante los últimos diez años más de 500 delincuentes comunes y otros 600 pandilleros lograron permear la institución armada especialmente por las facilidades que les dió el plan tregua que implementó el ex presidente Funes con el entonces ministro David Munguía Payés. Miembros de alta aseguran que muchos de los infiltrados en ese entonces aún permanecen en las nóminas del ejército.
Merino dijo que al detectar a los infiltrados se les aísla para que no tengan acceso a los lugares donde hay armamento, munición, planes o que estén relacionándose con otros soldados y “los dejamos en otras actividades administrativas”, señaló el ministro de Defensa.
A inicios de julio, el funcionario dijo que durante el proceso de reclutamiento los aspirantes son sometidos a pruebas psicológicas, físicas, emocionales y a otro tipo de exámenes.
Las autoridades de Seguridad Pública anunciaron que necesitaban el acompañamiento de la Fuerza Armada en el plan antipandillas. El 20 de junio, a las cero horas, fueron desplegados 2,500 agentes de la Policía Nacional Civil (PNC) y 3,000 militares en las plazas centrales de 12 municipios de El Salvador.