Rosh Hashaná es la única festividad judía cuya duración es igual en Israel y en el resto del mundo: dos días. El Año Nuevo judío cae, según el calendario hebreo, en Tishrei, el séptimo mes año. Pero, ¿por qué ocurre esto?
El primer mes del almanaque es Nisán, debido a la liberación del pueblo hebreo de la esclavitud de Egipto. No obstante, según la tradición, Adán y Eva fueron creados en Tishrei, por lo cual el ciclo anual se inicia en este mes.
El Año Nuevo judío que comienza este domingo a la noche y se prolongará hasta el martes, es el 5777, según su calendario. Rosh Hashaná (cabeza del año) trata de la conmemoración de la primera pareja humana en el contexto de la creación del universo.
Como en todas las otras fiestas, se acostumbra a ir al templo a rezar. Pero, a diferencia de lo que ocurre con el resto de las festividades judías, Rosh Hashaná tiene pocas comidas típicas. No obstante, ellas están cargadas de simbolismo: la mayoría son alimentos dulces que representan el deseo de un próspero año nuevo. Aún así, la celebración es rica en costumbres, ritos y ceremonias.
Acaso el alimento más común y conocido de esta fiesta sea la manzana con miel, que alude al deseo de un año dulce, lleno de bondad y prosperidad. Pero, ¿por qué esto y no otra comida dulce? La dulzura del fruto y la de la miel son de dos tipos distintos y representan –respectivamente- alegrías diferentes: por un lado, las familiares, personales y laborales y, por otro, las imprevistas y riesgosas.
Otra de las comidas típicas de la festividad es la jalá (pan trenzado) redonda, que simboliza la circularidad del año y, más aún, de la vida. A diferencia de lo que ocurre durante el resto del año, en Rosh Hashaná la forma de la jalá es redonda. Más allá de la interpretación clásica, algunos dicen que la forma de estos panes representan coronas, que a su vez reflejan nuestra coronación de Dios como Rey del Mundo.
El shofar, un instrumento musical litúrgico, es el símbolo por excelencia del año nuevo judío. Con el sentido de “despertar el alma”, se tocan tres sonidos distintos: Tekiah (la explosión), que consiste en un sonido largo; Shvarim (alarma), que son tres sonidos de mediana duración; y Teruá (quebrantamiento), que constituyen nueve sonidos cortos, como intermitentes. Además, se toca durante el mayor tiempo posible -hasta que aguante el instrumentista- la Tekiah Guedolá (gran soplido o toque final), que alude a que el Shofar mayor será tocado desde el Exilio al pueblo de Israel cuando llegue el Mesías.
Con Rosh Hashaná empiezan los 10 días de Teshuvá (reflexión, arrepentimiento y volver al camino), que duran exactamente hasta el Día del Perdón (Yom Kipur). Estos días, conocidos como Iamim Noraim (Días Temibles), son días de introspección en los cuales todos aquellos que consideren haber cometido alguna falta o haber lastimado a alguien a lo largo del año tienen la oportunidad de arrepentirse y remediarlo. Según la tradición, en este período Dios evalúa el accionar de los creyentes durante el año y los termina de juzgar en Yom Kipur.