El músico mexicano Celso Piña, que hizo suyos los ritmos colombianos y con su acordeón hizo bailar hasta a Gabriel García Márquez, murió este miércoles víctima de un infarto en su natal Monterrey (norte de México), informaron familiares.
Piña, de 66 años, “El rebelde del acordeón”, llevó hasta el norte de México, dominado por la música de banda, ritmos tropicales como la cumbia y el vallenato, que interpretaba acompañado de su grupo, la Ronda Bogotá.
En 2004, en una fiesta de la fundación Nuevo Periodismo de García Márquez, Piña Interpretó con su acordeón la “Cumbia Sampuesana”, del colombiano José Joaquín Bettín Martínez, lo que puso a bailar al Premio Nobel de Literatura, Gabriel García Márquez, con su esposa Mercedes.
“Eres digno representante de mi folclor, sé siempre hombre de bien y de buena gente”, relató alguna vez Piña que le dijo en esa ocasión García Márquez, nacido en la localidad colombiana de Aracataca.
El “regio”, como se les llama a los originarios de Monterrey, le dio un toque distintivo, más urbano, a la cumbia y al vallenato, a los que incorporó ritmos de los llamados “sonideros” mexicanos, improvisados disc jockeys que tocan en las calles de barrios populares mexicanos.
En Monterrey, la tribu urbana de los “cholos”, formada por chicos de barrios marginales y que visten con enormes pantalones y coloridas casacas, era fiel seguidora de Piña hasta llegar a ser rebautizados como “cholombianos”.
El músico fue nominado a dos Latin Grammy y se dio a conocer ante un público más joven gracias a los diversos álbumes que grabó acompañado por luminarias como Lila Downs, Cartel de Santa, Control Machete, El Gran Silencio y Natalia Lafourcade.
Gozaba de gran popularidad en varios países de América Latina y se presentó en escenarios de todo el mundo.