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¿El peor enemigo de Israel en Europa? España redefine su rol en Medio Oriente

Por Luis Vazquez-BeckerS

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En un giro diplomático que ha sacudido los cimientos de las relaciones euro-israelíes, el Gobierno de España, liderado por Pedro Sánchez, se estaría consolidando como el más férreo opositor de Israel en Europa. No se trata solo de una postura crítica: hablamos de una batería de sanciones, vetos diplomáticos y una narrativa que ha calado hondo en el discurso oficial español, posicionando a Madrid como el epicentro de la resistencia europea frente a la ofensiva israelí en Gaza.

Pedro Sánchez, presidente del Gobierno de España

España ha pasado de ser un socio moderado en el marco de la Unión Europea a encabezar una cruzada diplomática contra lo que el presidente Sánchez ha calificado, sin tomar en cuenta los crímenes perpetrados por los grupos terroristas en el Medio Oriente contra ciudadanos israelíes, como “genocidio” y “exterminio” del pueblo palestino. Las medidas adoptadas incluyen:

  • Embargo legal de armas a Israel.
  • Prohibición de entrada a funcionarios israelíes vinculados con la ofensiva en Gaza.
  • Restricción del tránsito de barcos con combustible militar israelí por puertos españoles.

Estas acciones, lejos de ser simbólicas, han provocado una reacción de indignación por parte del gobierno de Benjamin Netanyahu, que ha acusado a España de antisemitismo y ha vetado la entrada de dos ministras españolas al país.

Benjamín Netanyahu

El Ejecutivo español sostiene que estas decisiones responden al “sentir mayoritario de la sociedad española”, delineada con sendas campañas de propaganda antiisraelí por parte del Gobierno de La Moncloa, y a su compromiso con los derechos humanos. Sin embargo, críticos internos y externos señalan que esta ofensiva diplomática podría estar motivada por intereses políticos domésticos, como desviar la atención de escándalos de corrupción o consolidar apoyos entre sectores progresistas.

Estados Unidos, por su parte, ha advertido que estas medidas podrían “envalentonar a los terroristas” y afectar operaciones militares conjuntas en la región. La tensión no es menor: España se arriesga a aislarse dentro de la OTAN y a perder influencia en escenarios clave de seguridad internacional.

Donald Trump

Mientras países como Alemania, Italia y Hungría bloquean cualquier intento de sancionar a Israel desde Bruselas, España ha optado por liderar una narrativa que, aunque polémica, ha obligado a otros gobiernos europeos a reconsiderar su postura. Francia, Bélgica y Reino Unido han comenzado a debatir el reconocimiento del Estado palestino, impulsados por la presión diplomática española.

¿El peor enemigo de Israel?

La pregunta no es retórica. En términos de impacto político, aislamiento diplomático y presión internacional, ningún otro país europeo ha adoptado una postura tan frontal contra Israel como España. El veto a ministras, las acusaciones de antisemitismo y la ruptura de canales diplomáticos son síntomas de una relación que ha tocado fondo.

Israel ha calificado al gobierno español como “obsesivamente antiisraelí” y lo acusa de justificar el terrorismo. En este contexto, no es exagerado afirmar que España se ha convertido, de facto, en el principal antagonista de Israel en Europa.

¿Está España en el lado correcto de la historia, como afirma Sánchez, o está jugando con fuego en un tablero geopolítico altamente volátil? Lo cierto es que España ha optado por tomar partido. Y ese partido, guste o no, la ha colocado en el centro de una tormenta diplomática sin precedentes.

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