Anécdotas “pendejas” de la guerra contra Honduras en 1969

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Por Eduardo Vázquez Becker

…El Salvador ya tenía decidida la acción punitiva contra los desmanes del ejército hondureño contra los salvadoreños, campesinos en su mayoría, con treinta o cuarenta años de residir en la zona norte de Honduras, trabajando la tierra y contribuyendo al desarrollo de esa nación.

Las fuerzas terrestres salvadoreñas ya estaban dispuestas en cinco teatros de operaciones en puntos clave cerca de la frontera hondureña.

A cargo del Teatro de Operaciones del Norte se encontraba el coronel Mario de Jesús “Diablo Velásquez” con sus tropas a la espera  de la orden de avanzar.

A eso de las once de la noche del día 2 de julio Un avión de la Fuerza aérea hondureña enfiló sin blanco definido a donde se encontraba el Diablo Velásquez y comenzó a vomitar fuego sin efecto alguno, excepto la desesperación de Velásquez quien pedía refuerzos al alto mando de las Fuerzas Armadas salvadoreñas.

Mario de Jesús “Diablo” Velásquez

A las siete de la mañana del día siguiente, ante los rumores de que se habían producido cambios estratégicos en el mando del TON, el coronel y director de la Guardia Nacional, José Alberto Medrano, subía casi corriendo las gradas que conducían al despacho del Presidente y Comandante General de las Fuerzas Armadas, coronel Fidel Sánchez Hernández.

Fidel Sánchez Hernández

Cuando Medrano se encontraba a la mitad de la escalinata y posiblemente ante un aviso del jefe del estado mayor presidencial coronel Oscar Gutiérrez,  el presidente Sánchez le soltó a boca de jarro: ¡Acabo de relevar al “Negro”! que era otra forma en que sus amigos llamaban al coronel Velásquez.

  • Eso que eso que hiciste es una pendejada, le dijo Medrano
  • ¿Me estás diciendo pendejo?
  • Sí, te estoy diciendo pendejo
  • ¿Se te olvida que soy el presidente?
  • ¡Pues sós un presidente pendejo!

Lo que podía ser una aclaración lógica – El que hace pendejadas es un pendejo.

Ya con menos violencia…. – Tuve que quitarlo porque estaba pidiendo refuerzos y eso pone en peligro la misión. Medrano: doble pendejada. Ya olvidaste para cuando está la cosa? Ya olvidaste que el “Negro” conoce mejor que nadie la situación?  

El presidente Sánchez: ya mandé al general Aguirre a que tome el puesto.

El coronel Medrano: ¡triple pendejada!,  ¡A Aguirre no le hacen caso ni en su casa!

Presidente Sánchez:  Entonces…?  

Medrano salió por donde había llegado, solo que más rápido. De Casa Presidencial, en San Jacinto, tomó rumbo a Chalatenango.

Al llegar al cuartel de El Paraíso se encontró con la tropa en posición de descanso.  Seguían en forma atenta al discurso de despedida que les hacía “su” coronel Velásquez que todavía no entendía las caudas de su anunciado relevo como comandante del Teatro de Operaciones del Norte, TON.

Ante el asombro general, Medrano se acercó al coronel Velásquez; en vez del saludo correspondiente al uso militar, le tomó suavemente por un brazo y lo hizo a un lado de la improvisada tarima desde donde se dirigió a los jefes, oficiales y tropa. Luego saludó de mano a los que encontraban en primera fila, se volvió hacia el coronel Velásquez y el general Aguirre, se sonrió disimuladamente y luego ordenó: “¡Rompan filas!”.

El “Chele Medrano” había decidido que no había que obedecer “pendejadas presidenciales”, el “diablo Velásquez” se quedó al mando del TON.

La decisión  de relevar a un oficial de alta graduación y de quitarle inconsultamente el mando en un teatro de operaciones, a pocos días de la famosa guerra de las 100 horas, no se había podido cumplir.

Luego, el “diablo Velásquez” se ganó la merecida designación de “Héroe Nacional” durante el desfile de la Victoria el 6 de agosto de 1969.