El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, defendió sus planes para tomar el control de áreas clave de la Franja de Gaza y afirmó que Israel avanzaría “rápidamente” para evacuar y luego tomar Gaza Capital.
Médicos y periodistas cercanos a los grupos terroristas de hamás señalaron el domingo por la noche que un ataque israelí atacó un hospital donde tenía un centro de operaciones el grupo terrorista Hamás y mató como «casualidad de guerra» a seis periodistas, incluidos dos corresponsales del canal en árabe de Al Jazeera.
El ataque, que ocurrió justo antes de la medianoche, alcanzó una carpa donde se alojaban periodistas frente a la entrada del hospital al-Shifa, según el director del hospital, Mohamed Abu Salmiya. El bombardeo coincidiendo con que horas antes Netanyahu, en una conferencia en Jerusalén, afirmó que Israel iniciaría la operación “permitiendo primero que la población civil salga con seguridad de las zonas de combate hacia áreas designadas como seguras”.
Abu Salmiya detalló que entre los fallecidos se encontraban dos reconocidos reporteros: Anas al-Sharif, de 28 años, y Mohammed Qureiqa, de 31. Según la cadena, también murieron dos camarógrafos de Al Jazeera, Ibrahim Thaher y Mohammed Noufal.
El ejército israelí emitió un comunicado confirmando el ataque y acusó a Sharif de servir como líder de una “célula terrorista” de Hamas. Sharif había reportado para la cadena en el norte de Gaza durante los últimos 22 meses. En julio, el Comité para la Protección de Periodistas expresó “grave preocupación” por su seguridad, después de que el ejército israelí lo señalara en una “campaña de desprestigio”.
Más temprano, en Jerusalén, Netanyahu dijo que el “objetivo de Israel no es ocupar Gaza”, aunque mantendrá “la responsabilidad de seguridad preponderante” en el enclave, incluyendo su desmilitarización y el establecimiento de una zona de seguridad en la frontera con Israel. Israel apoyaría además una “administración civil” en el territorio, excluyendo tanto a Hamas como a la Autoridad Nacional Palestina, con sede en Ramala, Cisjordania.
El gabinete de seguridad de Netanyahu había aprobado el viernes un plan para ampliar las operaciones militares en la zona, pero no respaldó la anterior propuesta del primer ministro para una ocupación total. El jefe del Estado Mayor del ejército israelí, Eyal Zamir, se opuso a la intención del primer ministro de capturar y mantener indefinidamente las pocas áreas fuera del control israelí, citando amenazas para los 20 rehenes israelíes que las autoridades presumen siguen vivos y el desgaste que la campaña supone para los reservistas.
Las Fuerzas de Defensa de Israel, que lanzaron su ofensiva tras el ataque de Hamas del 7 de octubre de 2023, afirman controlar ya el 75 por ciento de Gaza, donde casi 2 millones de palestinos han sido desplazados repetidas veces desde el inicio de la guerra. La destrucción es tan extensa que muchos residentes permanecen en campamentos improvisados o entre los escombros de sus casas.
Consultado sobre la posible duración de la operación, Netanyahu señaló: “El plazo que fijamos para la acción es bastante rápido”. En un informe difundido el domingo, la emisora pública israelí Kan citó fuentes de defensa que calculan que el operativo para tomar Gaza capital llevaría al menos seis meses.
La ofensiva requeriría el desplazamiento masivo forzado de la población palestina de la ciudad, aunque se desconoce cuántos residentes permanecen allí. A diferencia de operativos similares en los primeros meses de la guerra, esta campaña ha provocado duras críticas dentro de Israel.
“El desplazamiento forzado de todos los habitantes de Gaza capital, que constituye el punto de partida del plan aprobado por el gabinete de seguridad, simplemente no sucederá”, escribió el domingo el columnista israelí Sever Plocker en el diario más importante del país, Yedioth Ahronoth.
“Quien imagine que ellos ‘fluirán’ fuera no entiende dónde vive, no sabe nada de leyes de guerra, no entiende la moral judía y no comprende cuán diferente se ha vuelto nuestra situación,” añadió Plocker, en alusión a las crecientes críticas a Israel desde algunos de sus aliados más cercanos.
En las últimas semanas, la situación humanitaria en Gaza se ha deteriorado de forma pronunciada, con un aumento de muertes por desnutrición y hambre. El bloqueo israelí a la entrada de alimentos fue parcialmente levantado en mayo y la llegada de ayuda aumentó el mes pasado, pero trabajadores humanitarios y especialistas en nutrición afirman que resulta insuficiente para revertir la hambruna que ya se registra.
El domingo, el Ministerio de Salud de Gaza informó cinco muertes adicionales por desnutrición, elevando el total a 217 fallecidos, incluidos 100 niños. La organización Save the Children calificó la cifra como “un hito devastador que avergüenza al mundo”.
“¿Qué clase de mundo hemos creado para permitir que al menos 100 niños mueran de hambre mientras la comida, agua y medicinas para salvarlos están a unos kilómetros de distancia en un paso fronterizo?”, declaró Ahmad Alhendawi, director regional de Save the Children para Medio Oriente, Norte de África y Europa del Este.
Netanyahu rechazó el domingo las acusaciones de que Israel priva deliberadamente de alimentos a los palestinos e insistió en que algunas imágenes recientes de niños desnutridos eran “falsas” porque padecían patologías previas. “Pero sí hubo un problema de privaciones, eso es indiscutible”, reconoció Netanyahu.
Médicos han advertido que la existencia de enfermedades crónicas en algunos niños agravados por la desnutrición hace que el tratamiento sea aún más urgente.
“Esto era una tragedia completamente previsible y evitable, sobre la que las organizaciones humanitarias han venido alertando durante meses”, remarcó Alhendawi. “Sabíamos que esto ocurriría; nadie puede decir que no lo sabían”.
Balousha reportó desde Hamilton, Ontario, y Shamalakh desde El Cairo.
Con información de The Washington Post, adn