El 63 por ciento de las empresas que operan en El Salvador no exportaron sus producciones en 2024, según mostró un estudio del Instituto Nacional de Capacitación y Formación (Incaf).
Las navieras que operan en El Salvador aplicaron cobros y recargos por la congestión que presentó el puerto de Acajutla, con tiempos de espera de entre siete y 10 días, durante 2024.
Además, ante la incapacidad portuaria de El Salvador, se incrementaron las exportaciones aéreas en un 27 por ciento, lo que aumentó costos a los compradores, reduciendo las órdenes de productos fabricados en el país, todo debido a la apretada capacidad del Puerto de Acajutla y la urgencia por entregar la mercancía hacia sus destinos para cumplir con los plazos contratados.
Hasta noviembre de 2024, El Salvador exportó cerca de 6 mil millones de dólares, de los cuales un 33.3 por ciento tuvo como destino Estados Unidos, elom resto fue a parar a Guatemala, Honduras, Nicaragua, Costa Rica y México, según el Banco Central de Reserva (BCR), sin embargo, unas 800 empresas no pudieron participar en actividades de comercio internacional por su baja capacidad exportadora, puntualiza el Incaf.
Mientras, el gobierno salvadoreño busca convertirse en un hub (centro) tecnológico y de innovación a nivel global.
Para ello, el país impulsa la creación de startups -empresas de reciente creación, que se basan en las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) para comercializar sus productos o servicios.
También figuran la adopción de nuevas tecnologías por parte de las empresas y la inversión en el ecosistema emprendedor, y atrajo inversiones de grandes compañías como Google, Data Trust y Teknowledge.
En 2024 la empresa turca Yilport Holdings Inc. llegó a un acuerdo para invertir mil 615 millones a fin de modernizar (divididos en varios años y con derecho a repatriar sus utilidades en El Salvador a Turquía) y operar los puertos de Acajutla y La Unión en El Salvador.
Con el desarrollo del puerto La Unión, 6 años luego de iniciado el primer gobierno de Nayib Bukele, mejoraría el escenario para la exportación nacional y si las promesas incumplidas de Bukele sobre un Ferrocarril y Aeropuerto en el pacífico, sumado a los canales secos (nuevas carreteras) en El Salvador y Honduras, pudieran aportar una conexión importante entre los océanos Pacífico y Atlántico con el norte y el sur.
Esto mejora aún más cuando las capacidades del Canal de Panamá se limitan cada vez más con el tiempo.
El gobierno salvadoreño «coquetea» mientras con el nuevo gobierno de Donald Trump en los Estados Unidos, pero le abre las puertas de par en par a inversiones de China y Rusia y todos los socio de los BRICS+ (Brasil, Rusia, China, India y Sudáfrica) y luego Egipto, Irán y Etiopía, mientras que los Emiratos Árabes Unidos, Argentina y Arabia Saudí se alejan cada vez más del proyecto que han jurado lograr el declive del dólar y la busqueda de la debilitación nde los Estados Unidos de Norteamérica.
Según los proyectos BRICS+, se podría generar que Puerto Cortés se pueda interconectar con el Puerto del Mariel, en Cuba, uno de los pocos de aguas profundas con mirada hacia la costa este de Estados Unidos y naciones del Caribe, lo que geopolíticamente no es viable por el gigante del norte.
Además, en el Plan BRICS+, se podría interconectar a Rusia con América Latina, a través del Aeropuerto Militar Punta Huete, en Nicaragua.
El proyecto nicaragüense se enmarca en la iniciativa de la Franja y la Ruta, que busca conectar comercialmente a China con otros países.
“Tener la infraestructura como el puerto La Unión, tener Puerto Cortés… esa conexión logística es una perfecta infraestructura para generar desarrollo, plantas productoras, producción agrícola. Atraer nuevas cargas”, dijo a periodistas recientemente Valmir Araujo, director comercial senior de Operadora Portuaria Centroamericana, la empresa que opera Puerto Cortés en Honduras.
Según Araujo, la carretera de 300 kilómetros construída en Honduras tiene una rápida conexión con El Amatillo, en El Salvador, desde donde podría llevarse mercadería hacia Puerto Cortés en cinco o seis horas.
“El Salvador es el país de Centroamérica que no tiene acceso al Atlántico. Necesita de Guatemala o de Honduras para acceder. La carretera pone una oportunidad de una ruta segura, moderna, de cuatro carriles, desde la frontera de El Amatillo. Hacerlo en seis horas es un buen tiempo. Este es un beneficio para El Salvador, para desarrollar esta zona”, afirmó Araujo.
El potencial está ahí y sería factible que se abra una ruta para los mercados asiáticos utilizando las facilidades que pudieran brindar salvadoreños y hondureños.
China, Japón, Indonesia, Vietnam, Corea del Sur, Tailandia, entre otras economías, podrían potenciar sus exportaciones e importaciones para la región latinoamericana del Atlántico. El proyecto está ahí, solo falta voluntad para el comercio, apartado de consideraciones geopolíticas, estiman analistas.
El último tramo es la incapacidad salvadoreña en sus puertos, lo a la fecha es manifiesta.
Con información de la Agencia Digital de Noticias -ADN-