Mientras haya una Sala de lo Constitucional como la actual no habrá un Maduro salvadoreño

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No cabe duda: Nicolás Maduro es un dictador y un genocida. Lo es desde el momento en que su Constituyente apartó apartó al Congreso venezolano, con mayoría opositora, para arrogarse las competencias del Parlamento. Con esa salvajada, el heredero forzoso de Hugo Chávez, adquirió el grado profesional de dictador y genocida.

El fraudulento presidente venezolano borró de un plumazo el único de los poderes democráticos que no podía controlar, el Legislativo. Hizo a un lado, de un solo golpe, a los parlamentarios opositores que avisaban, no solo a los venezolanos sino al mundo, que el populismo estaba llevando a Venezuela a una cubanización peligrosa.

Más peligrosa, porque Maduro no es Fidel y porque el siglo XXI dio por agotado el populismo como sistema para gobernar.

Con la constituyente Maduro realizó su sueño de controlar el poder absoluto en Venezuela. Lo mismo  que sueñan quienes desean apoderarse de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia en El Salvador.

Los luchadores de la Asamblea, que siguen sin reconocer validez de la Constituyente, realizaron una sesión histórica con el respaldo moral de algunos países que alzaron su voz y enviaron a sus embajadores al Parlamento en Caracas como demostración de apoyo a un órgano que ya no tiene vigencia legal en Venezuela. España, Holanda, Chile, Italia, Alemania, Austria, Argentina, Polonia, México, Francia, Reino Unido y Portugal fueron capaces de sumarse a la protesta por el asalto al sistema democrático. !Bien por ellos!

No así para los que callan. Para los que, teniendo voz no dejan que se escuche, No así, para  los que tienen miedo, para los que creen que si alguien los acusa de populista serán  inmediatamente considerados como fascistas o algo peor y buscan alianzas nefastas en vez de orientar la brújula del  del desarrollo y el crecimiento económico en democracia.

No hay que tener miedo en buscar otras alternativas, porque los populismos latinoamericanos han llevado a sus países al desastre o al borde mismo del desastre.

El que no entienda que la fuga de la Fiscal General de Venezuela a Colombia significa el desaparecimiento de la legalidad en Venezuela y el inicio descarado de la dictadura, no entiende de qué cosa estamos hablando

Nada de eso ocurrirá en nuestro país si defendemos a nuestra Sala de lo Constitucional, única muestra de que hoy por hoy, los pesos y contrapesos que tanto asustan a los gobiernos dictatoriales, son la mejor forma de vivir eso que llamamos democracia.

Lo terrible de todo es que Maduro no ha inscrito en el Registro de la historia su invento y cualquier sátrapa puede querer copiar sus ideas por falta de derechos de autor.