Walter Araujo y Geovani Galeas, están publicando, sobre ARENA, una serie de artículos pretendiendo demostrar que la existencia de ARENA, ha sido sólo la lucha por el poder de unos pocos, y que su existencia futura es posible, sólo si abandona sus principios y lleva candidatos que sean contrarios a la libre empresa. Los artículos de ambos políticos, son una novela insípida, frente a la realidad de ARENA, cuya importancia no está en la lucha de poder interno, que es propia de todo partido político; son sus objetivos colectivos, frente a la realidad salvadoreña lo cual determinará su vigencia nacional.
Para entender la formación de ARENA, debemos situar su nacimiento, dentro de las fuerzas políticas latinoamericanas que moldearon la historia, pues de otro modo, no se puede entender la naturaleza y fines de dicho partido; considerando una izquierda revolucionaria triunfante en Nicaragua, un El Salvador a punto de ser condenado por la presión internacional antimilitarista, México, que facilitaba su territorio, para el aprovisionamiento logístico Cubano en Centroamérica y, una Iglesia católica dividida, que luchaba por favorecer a la izquierda.
El Salvador se encontraba sin una oposición política que resumiera el ser salvadoreño: democrático, liberal y nacionalista: todos valores sustentados en Guatemala por los fundadores del partido; estos, fueron apoyados por Taiwán, pues sus intereses geopolíticos en el área, peligraban. Lo mismo Argentina, consideraba que el triunfo sandinista, podría desencadenar la caída de otros gobiernos latinoamericanos y ayudaron a la formación de una de las facciones de la Contra en Nicaragua. A dichos esfuerzos revolucionarios ayudaría también la Iglesia Católica con su movimiento de Iglesia Popular, siendo Monseñor Romero su abanderado en El Salvador y de allí su importancia presente, para la expresión política del catolicismo progresista.
Los demócratas norteamericanos apoyaron a la Democracia Cristiana y las reformas agraria y bancaria, pretendiendo quitar bandera a izquierda salvadoreña. Sin embargo el salvadoreño se sentía identificado con los valores nacionales, democráticos y cristianos que enarboló ARENA, y no, con las ideas socializantes implementadas, razón por la que se da un triunfo a ARENA en la Constituyente. El deseo de una nueva Constitución hoy, es para cambiar esos valores, que se han manifestado desde nuestra independencia, actualizados en 1950 y en 1983.
El error de ARENA, fue creer que el FMLN, abandonaría sus pretensiones de poder total y que, se diluiría en la vida política cotidiana, y favoreció el cambio de pensamiento en militar y ciudadano moderno. No inculcándose ya, los valores tradicionales de honradez, libre empresa y civismo, y el FMLN aprovecho ese espacio cultual, volviendo más difíciles y costosas las campañas electorales, propiciando un abstencionismo político, principalmente en los sectores jóvenes de la sociedad salvadoreña. Creando un campo fértil al asistencialismo estatal y contrario a la iniciativa privada.
La vigencia futura de ARENA, dependerá del firme sostén de sus fines y objetivos: el partido terminará el día en que se vuelva populista y no, la expresión política de la sociedad salvadoreña. La lucha interna es producto de acomodos naturales de poder, pero, estos son planteados como lucha de clases o de poder, entre grupos económicos. Lo que no se ve, es que detrás de cada candidato, están quienes les apoyan económicamente y partidariamente, en una relación que une a todos los sectores de la sociedad.
La oposición política no ejercida por ARENA se muestra en los grupos cívicos que están apareciendo representando los valores de Democracia, Liberalismo y Nacionalismo.
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Editor de PUBLICACIÓN ACCIÓN http://publicacionaccion.blogspot.com