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Falleció el jesuita José María «Chema» Tojeira

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La Compañía de Jesús y la comunidad académica de El Salvador confirmaron el viernes el fallecimiento del sacerdote jesuita José María «Chema» Tojeira, una de las voces más respetadas y críticas en la defensa de los derechos humanos y la institucionalidad democrática en el país.

Nacido en España, el padre Tojeira dedicó gran parte de su vida a El Salvador, convirtiéndose en una figura moral e intelectual de gran peso. Fue director del Instituto de Derechos Humanos de la Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas” (IDHUCA) y, más recientemente, se desempeñaba como director de la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado de San Salvador. Su labor se caracterizó por una aguda y valiente crítica a los abusos de poder y a las violaciones de los derechos fundamentales, sin importar quién ocupara el gobierno de turno.

Durante décadas, «Chema» Tojeira se erigió como un referente ético. Su trabajo en el IDHUCA lo llevó a investigar y denunciar crímenes de lesa humanidad y a acompañar a las víctimas de la violencia, desde los años de la guerra civil hasta los desafíos contemporáneos. Con un estilo directo y sin rodeos, el sacerdote se ganó el respeto de la sociedad civil y, a menudo, la animadversión de los círculos de poder. Su voz era una brújula en un panorama político complejo y polarizado.

Además de su activismo, Tojeira fue un prolífico intelectual y académico. Sus análisis sobre la realidad política y social de El Salvador eran publicados y ampliamente difundidos, contribuyendo al debate público y a la formación de nuevas generaciones de defensores de los derechos humanos. Fue un incansable promotor del legado de los mártires de la UCA, en especial de los sacerdotes jesuitas asesinados en 1989, cuya memoria consideraba fundamental para la búsqueda de justicia y la construcción de un país más equitativo.

Su fallecimiento representa una gran pérdida para la lucha por los derechos humanos en El Salvador, dejando un vacío que será difícil de llenar. Sin embargo, su legado perdurará en el trabajo de las organizaciones y las personas que, inspiradas por su ejemplo, continúan defendiendo la dignidad de cada salvadoreño.

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