A partir de la madrugada de este jueves, los candidatos a alcaldes y a diputados de los diferentes partidos en contienda entran en silencio electoral y en aparente calma de cara a las elecciones del próximo domingo, en las que unos 5 millones de salvadoreños están llamados a votar.
Las familias salvadoreñas podrán descansar de la propaganda política electoral que durante casi dos meses ha resonando en las pantallas de la televisión, la radio y hasta en las redes sociales, y en una aparente calma razonarán su decisión legislativa y municipal.
La Constitución de la República y el Código Electoral determinan que la propaganda electoral puede realizarse sin previa convocatoria, pero dentro de los periodos determinados, que en este caso comprendió del 3 de enero y el 28 de febrero de 2018 para diputados, y para alcaldes del 3 al 28 de febrero.
Durante ese período, los candidatos visitaron barrios y cantones de las diferentes localidades, realizaron concentraciones que incluyeron música en vivo u otro tipo de espectáculo y regalaron artículos que no necesariamente contribuirían a cambiar la vida de los salvadoreños de las zonas populares afectadas por el accionar de las pandillas.
Los aspirantes también participaron en entrevistas y debates en los que no se plantearon propuestas claras y concretas para solucionar o ayudar a resolver los principales problemas por las que atraviesa El Salvador.
Los ataques políticos entre candidatos tampoco faltaron en esta campaña electoral, que fue aprovechada por los precandidatos opositores y oficialistas que buscan la Presidencia del país, aún cuando no es tiempo de propaganda presidencial.
La dispar profesionalidad de los candidatos y el actuar de los que aspiran a reelección influyó para que se desatara un movimiento pro anulación del voto, en el que los ciudadanos con desconfianza y descontento son los protagonistas.
Estos factores han llevado a un buena parte de la población a pensar que habrá fraude por parte del gobierno, que no pretende abandonar el Poder o posiciones alcanzadas, en las votaciones del domingo, mientras que otros tantos muestran poco o ningún interés en salir a ejercer el sufragio, y en lugar de eso planean ir a la playa o visitar algún centro recreativo.
En medio de muchas incertidumbres, El Salvador inicia la cuenta regresiva y se prepara para desarrollar unos comicios en los que la opositora Alianza Republicana Nacionalista (ARENA) encabeza la intención de voto y apunta a obtener nuevamente el control de la Asamblea Legislativa, sumando aún más diputados que los que obtuvo la última elección, hace tres años.
Esta será la novena elección legislativa y municipal desde la firma de los Acuerdos de Paz, que pusieron fin a 12 años de guerra civil en el país (1980-1992)
Actualmente, la Asamblea Legislativa está integrada por 35 diputados de ARENA, 31 del oficialista Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), 11 de la Gran Alianza por la Unidad Nacional (GANA), 6 del Partido de Concertación Nacional (PCN) y uno del Partido Demócrata Cristiano (PDC).
Por otra parte, de los 262 municipios del país, 119 son gobernados por Arena, 82 por el FMLN, 19 por GANA, 16 por el PCN y 5 por el PDC, el resto son dirigidos por coaliciones.