El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, señaló que Kilmar Abrego García, residente con su familia en el estado de Maryland que fue deportado al país centroamericano por la administración del presidente Donald Trump no sería devuelto, aun cuando la Corte Suprema ha pedido a EE.UU que facilite su liberación.
Cuando se le preguntó si garantizaría el regreso del salvadoreño, Bukele dijo el lunes que no “tenía el poder para devolverlo a Estados Unidos”.
“¿Cómo puedo contrabandearlo? ¿Cómo puedo devolverlo a EE.UU.? ¿Lo paso de contrabando a EE.UU.? No lo voy a hacer”, dijo Bukele durante una reunión con Trump en la Casa Blanca.
El conflicto ciertamente aumentará las tensiones entre Trump y el poder judicial federal por el caso de Abrego García, quien fue deportado erróneamente a El Salvador en una batalla legal que ha atraído la atención nacional.
Trump ha afirmado que los tribunales estadounidenses no tienen autoridad sobre la política exterior. Cuando se le preguntó sobre el fallo de la Corte Suprema el lunes, se remitió a los funcionarios presentes en la reunión, incluido el secretario de Estado, Marco Rubio, la fiscal general, Pam Bondi, y subjefe de gabinete, Stephen Miller, quienes sugirieron que el destino de Abrego García dependía de El Salvador y ya no era un asunto de la administración.
“Depende de El Salvador si quieren devolverlo, no de nosotros”, sostuvo Bondi. “Si, como El Salvador, quieren devolverlo —esto es un asunto internacional, de relaciones exteriores—, si quisieran devolverlo, lo facilitaríamos, es decir, proporcionaríamos un avión”.
Miller lo calificó de “muy arrogante, incluso por parte de los medios estadounidenses, sugerir que le diríamos a El Salvador cómo tratar a sus propios ciudadanos como punto de partida”.
Bukele ha estado ayudando a Trump en sus esfuerzos por aumentar las deportaciones de migrantes, recibiendo a presuntos miembros de bandas en una megacárcel donde, según los defensores de los derechos humanos, los reclusos son maltratados por los guardias. Abrego García, un migrante salvadoreño, vivía legalmente en Maryland antes de ser enviado el mes pasado con 250 presuntos miembros de bandas al tristemente célebre Centro de Confinamiento por Terrorismo de El Salvador.
Un juez de inmigración dictaminó en 2019 que Abrego García no podía ser enviado a su país natal, El Salvador, debido a que enfrentaba extorsión por parte de pandillas. El gobierno de Trump admitió que el fallo de 2019 significaba que fue deportado erróneamente por un “error administrativo”.
La Corte Suprema de EE.UU. dictaminó el 10 de abril que la administración Trump debe tomar medidas para “facilitar” el regreso de Abrego García a EE.UU., estableciendo un límite a los poderes de deportación del presidente, que presiona para obtener una autoridad amplia con una revisión judicial mínima.
Aunque Trump ha defendido las deportaciones a la prisión salvadoreña, dijo después de que el tribunal superior dictaminara que “si la Corte Suprema dijera ‘Traiga a alguien de vuelta’, lo haría”.
Pero en una publicación en la red Truth Social el sábado, Trump sugirió que el destino de los detenidos depende de Bukele. Ambos países están “colaborando estrechamente para erradicar las organizaciones terroristas”, escribió Trump.
En una presentación judicial el domingo, el Departamento de Justicia dijo que la jueza de distrito Paula Xinis tiene poco poder para solicitar el regreso de Abrego García.