Simplemente abominable

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Por Mauricio Eduardo Colorado .-

La Suprema Corte De Justicia de los Estados Unidos, ha declarado en sentencia firme, que en todos los estados de la Unión Americana, es decir en todo el territorio de los Estados Unidos, el matrimonio entre personas del mismo sexo, es legal, y cualquier persona puede optar a esa vía sin que autoridad alguna pueda impedirlo.

La disposición, ha enfiestado a una inmensidad de personas que consideran que la unión de personas del mismo sexo es una práctica normal y que su reconocimiento por las autoridades civiles ordinarias de cualquier nación, es, ha sido, y deberá ser declarado como una práctica normal, que no debe escandalizar a nadie, porque es permitir el ejercicio de un derecho de los ciudadanos, expresando una limitación que se negaba a las libertades naturales de la persona humana.

Desde luego que quienes han dejado la moral por fuera de sus principios, celebrarán la medida como un triunfo del desarrollo humano. Para algunos  de nosotros, que nacimos en una época en la cual reconocíamos principios universales de moral, religión y buenas costumbres consideramos que la cuestión ha llegado demasiado lejos.

Para quienes conocemos aunque sea ligeramente la Biblia, libro en el cual se asume que se expresa la voluntad de Dios, escrita por medio de personas iluminadas para hacerlo con la expresa voluntad del ser Supremo, consideramos que  lo que ha dictaminado la Suprema Corte, es un error mayúsculo desde su inicio, ya que una unión de tal tipo no puede ser llamada matrimonio.

Será una unión reconocida por la ley para efectos civiles como reparto de bienes herenciales, u otros motivos, pero en ningún caso para crear vínculos familiares generativos de parentesco.

Ya la experiencia ha dado algunos frutos, y tenemos casos de parejas  del mismo sexo que han adoptado menores criados como hijos, y que ya mayores, con pleno conocimiento de causa, han expresado ante las autoridades correspondientes, que esa condición, no debería existir, ya que la resultante, no es lo esperado ni por los adoptados, ni por la sociedad en general.

Si nos vamos al campo religioso, bíblico específicamente, tenemos casos mucho más dramáticos que nos relata el sagrado libro. El caso de Sodoma y Gomorra, cuyo relato nos clarifica el repudio del Señor Dios contra ese pueblo que había llegado a la degeneración superlativa, en donde el pueblo exigía a Lot la entrega de los visitantes de este para abusarlos, y el rechazo del ofrecimiento desesperado de entregar a sus hijas, pero respetando a los visitantes enviados por Dios.

El triste final de ese momento histórico que todos conocemos fue la lluvia de fuego en las dos ciudades citadas que acabó con todos los habitantes. Miles de años después de lo ocurrido en Sodoma y Gomorra, como que la historia, lentamente viene a repetirse, porque  por ahora el hecho de la Suprema Corte declare legal la inmoral unión, no implica que se haya llegado a generalizar tal práctica, porque aún la mayoría de matrimonios es heterosexual, y esperaríamos que así se mantendrá por mucho tiempo. Pero se ha abierto una puerta que abrirá una página de respeto a una “libertad” reprimida, pero que a la larga, producirá un efecto más que demoledor en la nación más poderosa de la tierra.

Y para nuestro pequeño país, posiblemente será un ejemplo nefasto, viendo nuestro cada día en el cual tratamos de ser imitativos de algunas conductas, con tal de estar  a la moda. Si no seremos igualados con la copia de las modas en el vestir, en el hablar, en la cultura musical, en las prácticas de diversión, y Dios nos proteja, no veamos degenerada nuestra legislación en tan abominable práctica.