La Orquesta Sinfónica Don Bosco, el poder de la cultura sobre la violencia

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Washington – Cerca de 150 niños de El Salvador, parte de la Orquesta Sinfónica Juvenil Don Bosco, concluyeron hoy su ronda de actuaciones en Washington, en la que pusieron de relieve el “poder de la cultura para imponerse a la violencia”.

“Venimos de zonas de alto riesgo, con gran presencia de maras (grupos pandilleros) en el gran Salvador. Y el cambio ha sido extraordinario. Queremos subrayar el poder de la cultura para imponerse a la violencia”, explicó a periodistas el presidente de la Fundación Salvadoreña Educación y Trabajo, el salesiano español José María Moratalla Escudero, mejor conocido como el “padre Pepe”, en la sede central del Banco Mundial (BM), impulsor del proyecto.

El “padre Pepe”, visiblemente emocionado, señaló que “aquí hay muchachos que solo tienen un año en el grupo, se trata de despertar al gigante dormido del talento y la pasión por la cultura”.

Es el caso de Dennis Reyes, violinista de la orquesta de 11 años, que se mostró “muy feliz”, y dijo que “es una bendición ser parte del proyecto” ya que “le ha abierto muchas puertas”.

Reyes reconoció la importancia de este tipo de programas, ya que la situación en El Salvador “está bien peligrosa, con muchas maras”.

El proyecto se inició hace unos tres años y, de los 1.000 estudiantes de diversas escuelas públicas del departamento de San Salvador incluidos, unos 470 forman parte del área musical, 220 en la orquesta sinfónica y 250 en el coro; y los demás están en formación.

Durante su visita a Washington la orquesta realizó varias presentaciones, entre ellas una en el prestigioso Kennedy Center el pasado 27 de abril, y culminó hoy en el auditorio central del Banco Mundial (BM).

El Salvador es uno de los países más violentos de Centroamérica, después de Honduras y Guatemala, con un promedio diario de homicidios que se ha elevado de 6 a 10 por cada 100.000 habitantes entre los años 2013 y 2014 y tiene a cerca de un tercio de la población fuera del país.

“Esto significa una desintegración familiar tremenda”, señaló el “padre Pepe”, que lleva ya tres décadas en el país centroamericano, al apuntar que muchos de los niños en El Salvador tienen a alguno de sus padres fuera del país, donde se fueron en busca de trabajo y oportunidades.

Por su parte, Humberto López, director del BM para Centroamérica, recalcó a Efe que el programa surgió para “ofrecer espacios y actividades a los chicos fuera de las horas lectivas para ayudar a prevenir el crimen y la violencia”.

“Se trata de romper los círculos perversos. Si tienes alta criminalidad, la inversión sufre; si no hay inversión, no hay crecimiento económico, y no se generan empleos, que son a su vez los que generan oportunidades”, agregó López.

En la región centroamericana, especialmente en el “Triángulo Norte” que incluye a El Salvador, Honduras y Guatemala y donde los problemas de violencia y falta de oportunidades para los jóvenes son más acuciantes, el BM tiene una cartera de proyectos de 1.000 millones de dólares con un enfoque regional.