Gobierno celebró 25 años de los Acuerdos de Paz en un país que no vive en paz

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Al cumplirse 25 años de la firma de la paz entre el gobierno de El Salvador y el ahora ex guerrillero y gobernante Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), tras un conflicto bélico de 12 años que dejó al menos 80 mil muertos, los decesos masivos por impacto de la inseguridad urbana y rural son un fenómeno constante en el país más violento de Centroamérica y uno de los más violentos del mundo.

Los acuerdos de Paz, firmados el 16 de enero de 1992 en una ceremonia en el Castillo de Chapultepec, en la Ciudad de México, tuvieron como objetivo el destierro de la vía armada como forma de solucionar los profundos y permanentes problemas políticos y socioeconómicos de El Salvador y permitieron que el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, actualmente en el Poder, pasara de guerrilla a partido.

Sin embargo, la paz sigue siendo un sueño y El Salvador emerge como uno de los países que, sin estar en guerra, es de los más violentos del mundo y sufre por la incidencia de las maras o pandillas Salvatrucha (MS—13) y 18 (M—18), del crimen organizado y de la delincuencia común que se enfrentan entre sí y contra militares y policías en otro tipo de guerra callejera en zonas urbanas y rurales.

A la espera de los conteos definitivos de 2016, el Instituto de Medicina Legal “Roberto Masferrer” informó que el país sumó más de 58 mil 877 homicidios del 1 de enero de 1999 al 31 de diciembre del año pasado.

Aunque hubo datos confusos acerca de los promedios de 2015, que cerró con 115.9 homicidios por cada 100 mil habitantes y un total ya verificado de 6 mil 656, los números preliminares del instituto y pendientes de reconfirmación con los datos policiales mostraron que en 2016 hubo 5 mil 277 y 91.9 por cada 100 mil personas.

La media fue de 68.3 en 2014, con 3 mil 921 casos, y de 43.7, con 2 mil 513, en 2013, según el instituto, que confirmó que, de acuerdo con los recuentos preliminares, un total de 2 mil 406 menores de 17 años fueron asesinados del 1 de enero de 2012 al 31 de diciembre de 2016. La violencia acelera la migración irregular, principalmente por tierra, vía México, hacia Estados Unidos.

En el flanco social, la pobreza crónica golpea al menos a 25% de los aproximadamente 6.5 millones de salvadoreños, según el Banco Mundial. Cifras de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) mostraron que cerca de 12.4% de la población salvadoreña —más de 800 mil personas— están subalimentadas en el periodo 2014—2016.

Según Miguel Montenegro, director ejecutivo de la (no estatal) Comisión de Derechos Humanos de El Salvador, “Se habla mucho de paz, de monumentos y calles de paz, pero la falta de políticas y servicios sociales integrales ha sumergido a este país en una situación de violencia”, Montenegro advirtió a periodistas: “La situación es bastante alarmante”.

Por su parte, la iglesia Católica abogó por un diálogo que supere la polarización política y el clima de violencia social que vive El Salvador.

“El país necesita una política de consensos, eso supone diálogo, supone una mirada de largo alcance, no inmediatista”, dijo el obispo auxiliar de San Salvador, Gregorio Rosa Chávez, un reconocido izquierdista, en una rueda de prensa.

El 25 aniversario de la firma de los Acuerdos de Paz, según el obispo, llega en “un momento de profunda crisis y de gran desesperanza”, en parte por la falta de acuerdos políticos que tienen al país sin un presupuesto estatal para el año, y además por la violencia social.

“Este clima de confrontación no ayuda en nada a que el país marche hacia adelante”, reflexionó el obispo.

En cuanto a un presunto diálogo solicitado por la violenta pandilla Mara Salvatrucha (MS), el obispo comentó que “el joven tiene derecho a soñar, y el joven que está en camino de violencia tiene derecho a rehabilitarse, no podemos cerrarle la puerta a nadie”.

Recordó que durante la guerra civil “era crimen ser joven”, y en el presente “hay jóvenes (de pandillas) que están siendo una pesadilla para el país, yo creo que el diálogo es indispensable, todo está en cómo se haga”.