El Faro y los rinocerontes del Fiscal Martínez

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El periódico digital El Faro.net, publicó esta semana uno de sus clásicos reportajes en el que se refieren al Fiscal General de la República, Luis Martínez, con la evidente intención de denigrar al funcionario para que este no sea reelecto para un nuevo período.

El Faro ha publicado, en momentos de crisis nacional temas que por su naturaleza han despertado el morbo que todos llevamos dentro. entre ellos la pregunta aún no resuelta de quiénes asesinaron a Monseñor Romero y cómo se mueven las estructuras del narcotráfico en el occidente del país.

Les cabe también haber sido los primeros en denunciar los vericuetos de la famosa tregua entre las pandillas que puso al descubierto la conspiración del entonces gobierno con los actuales líderes del crimen.

Una historia de torvos asesinos, narcotraficantes, ladrones y extorsionadores, como las que publica El Faro en su sección “Sala Negra”, requieren tener mucho valor; no se pueden hacer solo en una sala de redacción; hay que ir a donde se producen las historias, historias de todos los días; a donde el crimen o es proyecto o es comentario de toda hora, diríamos que  casi es necesario convivir con los delincuentes, desde los principiantes hasta los de peor calaña.

Somos de la opinión de que publicaciones como El Faro son necesarias dentro de una sociedad que busca equilibrios y alternativas, máxime si su trabajo está técnicamente bien hecho. En lo que no podemos estar de acuerdo es que un medio, en busca de protagonismo, violente los principios éticos de la comunicación y los ponga al servicio de intereses inconfesables destruyendo cuanto encuentra a su paso.

El más reciente de sus reportajes es un ejemplo en el cual no logran ocultar su respaldo a personas y grupos que se oponen a la reelección del Fiscal por el temor de ser alcanzados por el largo brazo de la justicia.

En su afán por denigrar al Fscal Martínez, hablaron con medio mundo para obtener las respuestas deseadas, hablaron hasta con el gato y lo acusaron de buscar la reelección para “embestir” a los que lo cuestionan; para ello usaron su predilección por coleccionar figuras de rinocerontes con las que suele adornar su mesa de trabajo.

En más de una ocasión estuvimos en el despacho del Fiscal Martínez y fuimos observadores curiosos de la colección de rinocerontes conque adorna todos los rincones de su despacho, especialmente de su escritorio.

Siempre nos preguntamos las razones por lo cual un hombre de leyes en vez de códigos, martillos de madera o balanzas para pesar la justicia, prefiriese tener una colección de hermosos y robustos paquidermos.

Como curiosidad recordamos que en la cultura popular de algunos lugares de África y Asia, la gente mayor suele aconsejar a los jóvenes en situación de adversidad de la siguiente manera: “Cuando seas atacado por gente que se sabe es inteligente, tenga o no razón, trátalos con delicadeza y no discutas con ellos pero si eres atacado por gente con mala intención  harás como el rinoceronte: ¡Embístelos¡.

No sabemos si a este tipo de embestida es a la que se refieren los reporteros de El Faro, pero nos agradaría que así fuera; en todo caso investigamos un poco y vean lo que encontramos:

Eugene Ionesco, considerado el mayor exponente rumano del Teatro de lo Absurdo, escribió en 1959 una fábula dramática acerca de la propagación y aceptación social del totalitarismo comunista fascista y nazi, llamada “El Rinoceronte”, una  obra de teatro en tres actos  sobre los riesgos del totalitarismo y la igualdad que pregona el socialismo.

La obra nos lleva a reflexionar sobre qué postura debemos o podemos adoptar con respecto a la degradación generalizada de la sociedad o ante determinadas propuestas para su radical transformación; en otras palabras, si debemos comportarnos como gallinas ante el peligro que acecha a la sociedad  o si nos convertimos todos en rinocerontes para combatirlo. La respuesta es una: todo mundo se convierte en rinoceronte menos un borracho que no se ha dado cuenta de lo que ocurre a su alrededor.

Con el “Rinoceronte” Ionescu mantiene una gran actualidad en su visión de un mundo susceptible de ceder a la epidemia del conformismo y falta de valor ciudadano frente a todo tipo de fanatismo, que puede llevar a un país al desastre. Los rinocerontes en el despacho del Fiscal Martínez quizás no signifiquen lo que El Faro pretende hacer creer del Fiscal Martínez, sino más bien su férrea decisión de seguir combatiendo la verdadera corrupción, el terrorismo y cualquier otra forma de delincuencia.

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