Donald Trump: la antidiplomacia del telefonazo

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En el siglo XIX, era la ‘diplomacia de la cañonera’. O sea, el arte y manera de que las potencias lograran objetivos geoestratégicos poniendo sus barcos a desfilar cerca de algún país débil, con el objetivo de amedrentarlo.

En el siglo XXI, Donald Trump está desarrollando la diplomacia del telefonazo que, en sus primeras versiones, es la técnica por medio de la cual el presidente de Estados Unidos insulta a sus aliados y a sus vecinos más importantes sin conseguir nada a cambio. Si éste era el ‘arte de un buen acuerdo’ (The Art of the Deal, el best-seller más exitoso de Trump), a EEUU le esperan cuatro años dinamitando relaciones con países amigos. El ejemplo más evidente llegó el jueves con la conversación telefónica entre Trump y el primer ministro australiano, el liberal Malcolm Turnbull.

Se suponía que tenía que ser casi una conversación entre enamorados, por seis motivos.

Australia invadió Irak con EEUU y Gran Bretaña

Australia mandó soldados a Corea, a Vietnam, y a la Primera Guerra de Golfo en 1990

Australia es uno de los 5 países anglófonos que tiene un acuerdo de intercambio de información obtenida por medio de espionaje de telecomunicaciones mundiales, la llamada Red Echelon (los otros son Canadá, Nueva Zelanda, Reino Unido y, obviamente, EEUU)

Australia acoge, en medio de su desierto central, la base de Pine Gap, una instalación secreta de espionaje electrónico de la CIA y de la NSA de EEUU

Australia accedió en 2011 a acoger a 2.500 marines de EEUU que forman parte del plan de Barack Obama de rodear con bases a China

Australia tiene una política inmigratoria absolutamente xenófoba, como probablemente sería el sueño de Donald Trump, hasta el punto de que los inmigrantes ‘sin papeles’ que son apresados son enviados a campos de internamiento en islas en el Pacífico, ya que no pueden pisar territorio australiano.

Pues no. La charla de una hora duró 25 minutos. Trump “la interrumpió abruptamente”, después de decirle a Turnbull que “ésta ha sido la peor llamada que he tenido nunca”. La razón: la inmigración. En verano, EEUU pactó con Australia acoger a 1.250 de los 2.000 refugiados que ese país mantiene en condiciones propias de un campo de prisioneros de guerra en esas islas.

Es un compromiso que Turnbull recordó a Trump. Es más, el australiano, acaso queriendo conectar con el estadounidense, trató de apelar a sus instintos empresariales. “Los dos somos hombres de negocios”, le dijo. Y ahí Trump destapó el tarro de las esencias. El presidente estadounidense acusó al primer ministro australiano de querer “exportar a los próximos terroristas del maratón de Boston”, en referencia a los dos jóvenes que mataron a tres personas en 2013 al poner una bombardeó en esa prueba atlética.

Trump, eso sí, no recordó que los autores de ese atentado eran de origen checheno. El presidente estadounidense también hizo gala de sus convicciones ideológicas cuando explicó a su interlocutor que, si traía a los 1.250 refugiados, le iban “a matar” políticamente.

Un acuerdo ‘idiota’

Pero, si la conversación en sí misma fue surreal, no lo es menos lo que ha pasado después. La conversación ha sido filtrada a ‘The Washington Post’, presumiblemente por personas del entorno de Trump o por funcionarios del Estado. Más aún: el jueves por la mañana, la embajada de EEUU en Australia ‘colgaba’ en su cuenta oficial de Twitter un mensaje declarando que “el acuerdo está vigente”. Fue una sorprendente declaración por parte de los diplomáticos, que no destacan por su propensión a hablar en público, y menos en cuestiones sensibles.

Así que minutos después, Trump tomaba su otra herramienta diplomática, su teléfono móvil, y declaraba, también en Twitter, que el acuerdo con Australia era “idiota”, por lo que iba “a estudiarlo”. En los 140 caracteres, el presidente de EEUU también tenía espacio para ofrecer dos ‘hechos alternativos’ (moderna definición de “mentira”): que las personas de las que habla son “inmigrantes ilegales” (son refugiados), y que son “miles”.

Turnbull ha tratado de quitar hierro a la conversación. Aunque no ha llegado al extremo del Gobierno de México, que niega que Trump amenazara al presidente de ese país con mandar a las Fuerzas Armadas de EEUU a su territorio. Según la agencia de noticias estadounidense Associated Press, el inquilino de la Casa Blanca le dijo al presidente mexicano el viernes pasado que las Fuerzas Armadas de EEUU están preparadas para “encargarse de unos cuantos malos hombres ahí abajo”.

Trump ya ha empleado esa expresión (“bad hombres”, en el pasado), incluyendo un debate con Hillary Clinton. Pero nunca había planteado la posibilidad de que EEUU mandara soldados a pegar tiros a México, aunque Trump no especificó quiénes son esos “bad hombres” (¿narcos?, ¿posibles inmigrantes? ¿trabajadores mexicanos que están “robando empleos” en EEUU?).

En todo caso, EEUU ya tiene 100 miembros de sus fuerzas de seguridad en la frontera sur de México, para combatir la inmigración ilegal que procede de América Central, en virtud de un acuerdo entre ambos países, además de varias decenas de miembros de la DEA, que es el cuerpo de seguridad que lucha contra el narcotráfico. Según los portavoces de Peña Nieto, sin embargo, es absolutamente falso que Trump formulará ninguna amenaza.