Boca-River, un Superclásico en capilla

0
844

Uno (River) alojado en el centro de esta ciudad siempre seductora. El otro (Boca) hospedado en las afueras. Como si fuera una metáfora de la rivalidad que los separa, los planteles de River y de Boca no estuvieron ni cerca de verse las caras desde que ayer a la tarde llegaron a esta ciudad. Cobijados por el caluroso respaldo de sus hinchas, aguardaban el Superclásico de esta noche separados por dieciséis kilómetros de distancia. El plantel de River aterrizó aquí ayer a las 18.15 en un vuelo de línea y quedó alojado en el hotel Diplomatic, sobre la avenida Belgrano al 1.000, en el centro mendocino. Y el de Boca lo hizo dos horas antes en un chárter y se hospedó en el hotel Esplendor, en el departamento de Maipú. La friolera de 1.500 policías tendrá a su cargo la seguridad y el partido estará bajo la lupa hasta del propio Gobierno, cuyo presidente, Mauricio Macri, salió a cuestionar el escándalo ocurrido el sábado pasado en Mar del Plata, con tres expulsados por el lado de Boca (Jonathan Silva, Daniel Díaz y Gino Peruzzi) y dos del de River (Jonatan Maidana y Leonardo Pisculichi), y un total de nueve amonestados por lo fuerte que jugaron. Una semana atrás, el partido estuvo incluso al borde de la suspensión porque varios futbolistas comenzaron a prepotearse y a tirarse manotazos dentro del campo de juego sobre el final.

“No podemos volver a caer en el espectáculo bochornoso del sábado pasado en Mar del Plata”, dijo Macri, molesto, el jueves. El llamado de atención del Presidente no fue la única muestra de preocupación oficial por lo ocurrido en el José María Minella. El jefe de Gabinete del Ministerio de Seguridad, Pablo Noceti, le envió cartas documento a la AFA, a Boca y a River cuestionando lo ocurrido. Y, a Boca en particular, le pidió que les aplique “las más severas medidas disciplinarias” a Osvaldo (no viajó a Mendoza por una sobrecarga muscular) y al Cata Díaz por los “gestos provocativos” que les hicieron a los hinchas de River.

El hecho de que Díaz, Silva y Osvaldo no jueguen en Boca, y de que Maidana se lo pierda en River, contribuirá a bajar las tensiones que quedaron latentes tras lo ocurrido en la victoria 1 a 0 del campeón de América.

Más allá de eso, desde ambos cuerpos técnicos bajaron mensajes para tratar de que todo transcurra en paz. Marcelo Gallardo les pidió a sus dirigidos que jueguen fuerte como en todo clásico pero también con inteligencia para no hacerse expulsar por situaciones antideportivas o por alguna patada de más. Y Rodolfo Arruabarrena insistió durante toda la semana, en la intimidad de su plantel, en que no vuelvan a pasarse de revoluciones con la pierna fuerte y mucho menos a entrar en provocaciones, ese caldo de cultivo para que el clima caliente de adentro se pueda trasladar fácilmente a las tribunas.

Desde que River llegó el miércoles a Buenos Aires tras superar a San Lorenzo en Mar del Plata, los entrenamientos fueron a puertas cerradas y los jugadores no hicieron declaraciones periodísticas: Gallardo prefirió que tuvieran perfil bajo en la antesala del duelo que comenzará a las 22.10. Solamente Maidana habló ayer para el sitio oficial del club, tratando de bajar los decibeles y de exhibir una autocrítica luego de lo ocurrido. “Ya les ofrecí disculpas a mis compañeros y al cuerpo técnico porque uno no se tiene que hacer expulsar, y menos de esa manera. La gente paga una entrada para ver un partido y no se merece ver esa clase de espectáculo. De mi parte, no se volverá a repetir”, expresó el defensor. Lo mismo pasó por el lado de Boca desde el miércoles a la noche, cuando el equipo perdió ante Estudiantes en el Minella y sufrió su tercera caída en la misma cantidad de amistosos: prefirieron que nadie hiciera declaraciones. Bocas cerradas, menor posibilidad de potenciar el mal clima que se vivió en Mar del Plata, fue la lectura que hicieron ambos técnicos.

Entre Boca y River, los amistosos sólo existen desde los enunciados. Cuando salen a la cancha, la eterna rivalidad suele hacerles escapar sus peores conductas. Si esta vez transcurre en paz, el fútbol y la infinidad de familias que estarán en la cancha les van a estar muy agradecidos.