Interesante reportaje de El Faro, pero…..

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El Faro revela que, según Fiscalía, el 5 de julio de 2019 Osiris Luna ingresó al penal de Zacatecoluca con varias personas encapuchadas. Según los investigadores, entre ellos se encontraba el director de la Dirección de Reconstrucción de Tejido Social, Carlos Marroquín y el actual diputado suplente de Nuevas Ideas, Victor Manuel Martínez Santana. Foto Cortesía: El Faro

Lo que venía siendo historia conocida desde hace más de un año, relativa a las negociaciones con las pandillas para bajar la cantidad de hechos criminales por parte de las pandillas en El Salvador, tomó un nuevo giro este lunes luego que el periódico digital El Faro redevelara una complicadísima historia de arreglos y desarreglos entre funcionarios penitenciarios del gobierno de Nayib Bukele y los principales lideres de por lo menos tres temibles grupos pandilleros: la Mara Salvatrucha-13, Barrio 18 Revolucionarios y Barrio 18 Sureños.

La Mara Salvatrucha (MS-13) y Barrio 18, con sus dos facciones -Los Sureños y Los Revolucionarios- son los dos grandes grupos criminales de El Salvador. Las autoridades estiman que hay unos 60.000 pandilleros activos que operan en el 94% de los municipios del país, y unos 18.000 están encarcelados.

El reportaje de este lunes, en un formato diseñado con otro similar, publicado por El Faro en septiembre del año pasado, viene a hacer más profunda la crisis de gobernabilidad que afronta el presidente Nayib Bukele debido a medidas ejecutadas y por ejecutar, entre estas la Ley Bitcoin que entrará en vigencia el próximo 7 de septiembre y que tiene sumida a la población en un mar de dudas y desconfianzas. La inminente entrada en vigencia de la Ley Bitcoin, motivó al economista estadounidense Steve H. Hanke, a decir que el presidente Nayib Bukele estaba jugando con fuego y vaticinó que en ese juego El Salvador saldría quemado. “Bukele está jugando con fuego y El Salvador se quemará”. dijo Hanke en su cuenta personal de Twitter.

Desde los finales del gobierno del ahora encarcelado ex presidente Elías Antonio Saca y su inmediato sucesor Mauricio Funes, el tema de los arreglos gubernamentales con las pandillas fue cosa más que sabida. Ha sido la misma película en la cual lo único que han cambiado son los nombres de los interlocutores oficiales no así los de los lideres de las pandillas que vienen siendo los mismos.

Paradójicamente la llamada Tregua pactada por los capos de las pandillas con Saca y Funes, fueron exactamente los mismos que ahora. En aquella ocasión también fueron 19 los puntos sobre los que negociaron reducir hasta un 30% las ejecuciones violentas a cambio de que se ordenara el cese de operativos masivos del Ejército y la Policía contra ellos, y de la persecución indiscriminada de los suyos “solo por estar tatuados”; pidieron financiamiento para microempresas y empleo para sus miembros; visitas de sus familiares en las cárceles y modificaciones en el régimen de máxima seguridad, entre otros aspectos. Como era de esperarse, ni Funes ni las pandillas cumplieron lo pactado y las ejecuciones volvieron con más fuerza.

El pacto secreto y las pruebas que menciona El Faro en su reportaje de este lunes si bien son ciertos, no deja de ser una versión corregida y aumentada de lo que ya conocemos.

No nos corresponde a nosotros acusar ni defender a nadie. El reportaje del periódico digital El Faro supera las exigencias de cualquier examen de alto nivel, eso es indiscutible. Si a ellos no les importa llamarse periodismo incomodo allá ellos.

El tema a discusión debe ser cuál es el objetivo, aparte de incomodar, de dicha publicación; audiencia no les faltan, recursos tampoco. Su director y sus reporteros gozan de un prestigio o como quieran llamarle, obtenido con grandes esfuerzos en un medio cada vez más amenazante. Eso es indiscutible.

No se trata pues, de personas a las que se pueda llamar periodistas, entre comillas, o que simplemente se trate de plumas pagadas como equivocadamente les han llamado. Desde que el derecho a la rectificación está consagrado en nuestras leyes los insultos resultan innecesarios sea quien sea quien los profiera.

Volviendo al tema central, realmente estamos haciendo un esfuerzo enorme por tratar de acercarnos a la razón o causa del reportaje con el que nuestro colega digital afirma que el gobierno de Bukele negoció con las tres pandillas e intentó esconder la evidencia siendo que es cosa de todo mundo sabida o al menos comentada.

Todo parece ser que los efectos buscados no tienen como blanco al presidente Bukele sino a un funcionario de tercer o cuarto rango como es el director de Centros Penales Osiris Luna o el actual Director de Reconstrucción del Tejido Social, Carlos Marroquín. También puede ser una forma entrelineada de gritar a los cuatro vientos qué funcionarios o ex funcionarios andan filtrando información reservada para resarcirse de algún golpe recibido.

Entendido que un reportaje como el que hemos venido comentando no sería capaz de moverle la silla a Bukele sería bueno que el mandatario “no agarre vara”. El país no está para que le desvíen de sus muchas preocupaciones que ya tienen; son otros los problemas que le quitan el sueño como la entrada en vigencia del Bitcoin, el incremento de los contagios del Covid19 o como el riesgo de ser alcanzado por las llamas vaticinadas por el economista estadounidense que nos quiere vender la idea de un Bukele como el emperador romano que tocaba la lira mientras la ciudad de Roma se incendiaba.

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