Condenan en Nueva York al hermano del presidente hondureño a cadena perpetua por narcotráfico

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NUEVA YORK — Un juez en Estados Unidos sentenció el martes a Tony Hernández, hermano del presidente de Honduras Juan Orlando Hernández, a cadena perpetua más 30 años por crímenes de narcotráfico.

El juez Kevin Castel emitió su sentencia en un tribunal de Nueva York un año y medio después del juicio, que captó la atención de los medios de comunicación, porque los fiscales mencionaron repetidamente al presidente durante ese proceso, acusándolo de aceptar sobornos por parte de traficantes de drogas.

Tras escuchar su sentencia, Tony Hernández, vestido en uniforme azul oscuro de preso, parecía pálido. Se tocaba las manos sobre la mesa y mantenía la mirada baja.

Antes de dar su sentencia, el juez Castel describio a Tony Hernández como alguien que podría haber seguido un buen camino como abogado y congresista. Sin embargo, dijo el juez, se dedicó a traficar droga junto a otros y a aceptar sobornos. “Esto es, de hecho, tráfico de drogas promovido por el estado”, dijo el juez.

Antes de la sentencia Hernández se quejó de su abogado, diciéndole al juez que este no le prestó atención y casi no se reunieron en persona para hablar de su caso.

“Fue por las noticias que me enteré que mi sentencia era este día”, aseguró. Según los fiscales, Hernández recibió varios pagos de narcotraficantes a cambio de garantizarles la protección del gobierno hondureño. El dinero, dicen los fiscales, servía para financiar campañas electorales y comprar votos de políticos del Partido Nacional para ayudar así al presidente y otros.

Peter Brill, abogado de Tony Hernández, dijo la semana pasada que las acusaciones de Estados Unidos contra su cliente por narcotráfico son un claro intento de implicar al mandatario e intervenir en Honduras para cambiar el gobierno del país centroamericano. Brill dijo que al arrestar y acusar al hermano del presidente en un claro intento de implicar al mandatario, Estados Unidos intentó violar “la soberanía” de Honduras.

“Este caso es otro en una larga fila de desventuras de intervención en política exterior llevada a cabo por el gobierno de Estados Unidos, esta vez para cambiar un régimen a los niveles más altos en Honduras”, escribió Brill..

Hernandez no expresó ningun remordimiento y usó todo su tiempo para quejarse de su abogado Peter Brill. Insistió en que intentó hablar con Brill muchas veces sobre faltas de los fiscales que Hernández creía servirían para demostrar su inocencia violando de esta manera la Ley Brady que oblicua a la Fiscalía General a aportar pruebas de descargo, cosa queno hizo.

“Me siento engañado”, dijo Hernández. “Siento que han sido violentados mis derechos”. El juez Castel le dijo a Hernández tras dictar sentencia que esperaba que este pudiera reflexionar en la cárcel.