Grupos de exterminio siembran terror en Morazán

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Pobladores de la zona norte del departamento de Morazán, aseguran que grupos de exterminio que operan la zona actúan en horas de la madrugada para cometer sus fechorías y que por lo menos once personas han sido asesinadas desde que inició el año.

Solo en enero, cinco mujeres fueron ejecutadas en los municipios de San Francisco Gotera, Chilanga, al norte del río Torola.

Las víctimas tienen en común que están relacionadas con miembros de pandillas, por lo que tanto familiares como fuentes policiales creen que por eso fueron asesinadas.

Los familiares de las víctimas se quejan de que ni la policía ni la fiscalía les proporcionan información sobre las investigaciones que llevan a cabo y que permanecen en total hermetismo.

Todas las víctimas han tenido algo en común: en ninguno de los tres hechos, la policía o la fiscalía se ha acercado o buscado a los parientes para comenzar las indagaciones o ampliar los testimonios que ellos dieron el día que llegaron a levantar los cadáveres.

El 25 de enero, en el cantón El Centro, caserío El Norte, fueron asesinadas Asunción Martínez y María Luisa Pilar en su casa de habitación. Estaba entre oscuro y claro cuando salieron de su casa, caminaron unos diez metros hasta una pila y un lavadero, cuando un grupo de hombres las sorprendió por entre los matorrales. Las dos asesinada tenían un vínculo familiar con José Mauricio Martínez Pérez, alías el Esquizofrénico, miembro de la Mara Salvatrucha, de la clica Saylor Locotes, quien está purgando una sentencia en el penal de máxima seguridad, conocido como Zacatraz.

Personas del entorno del lugar de los hechos aseguran que un grupo de hombres encapuchados y vestidos de negro llegaron a una casa del barrio Concepción del municipio de Chilanga. Golpearon la puerta y en cuanto abrieron sacaron a Hazel Marisol y a Beatriz Azucena, a quienes arrastraron unos 200 metros, asesinándolas con disparos de fusil.

El alcalde de Meanguera, Bladimir Barahona, “es preocupante esas muertes porque hay personas que las han sacado de sus casas haciéndose pasar como policías, los han esperado a la salida de sus trabajos, allí los matan. Muchos jóvenes asesinados quizá no tengan que ver con pandillas”.

Personas que solo hablan solo  a camio de no mencionar sus nombres, aseguran que  los “encapuchados” pertenecen a estructuras bien organizadas con un modo de operar similar en la mayoría de los hechos. “tocan a la puerta de las que van a ser sus víctimas; las interrogan sobre supuestos accidentes o sobre vehículos vinculados con robos de autos y cuando ya están en la calle, se los llevan y los asesinan a corta distancia del lugar”.

Diariolatino trató de obtener información complementaria en fuentes de la Policía Nacional Civil, PNC, o la Fiscalía General de la República pero sus gestiones fueron infructuosas.