El fenómeno Bukele

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Por Eduardo Vázquez Bécker.- La histórica victoria electoral de Nayib Bukele el pasado domingo, puso fin al monopolio que durante las tres últimas décadas  ejercieron los dos partidos políticos más importantes del país.

El partido ARENA y el Frente Farabundo Martí para la Liberación, FNLN, menospreciaron las posibilidades de Bukele y en una estrategia de insultos y de desprestigio, contribuyeron a convertirlo en una burbuja que, según ellos,  podrían hacer estallar en el momento que quisieran para sacarlo del juego electoral. Cosa que nunca ocurrió.

A Bukele lo acusaron de ser adicto a las drogas, golpeador de mujeres,  manipulador de redes sociales, malversador y otras cosas innombrables. Con esa cantidad de epítetos sus adversarios pretendieron llevarlo a una encerrona mediante un “Debate” político que este ignoró; sin embargo todo les salió al revés, Bukele se alzó con el triunfo electoral más abultado de la historia reciente del país, obteniendo más del doble de votos que todos sus adversarios juntos. Un fenómeno que tendrán que estudiar los entendidos en política.

Los contendientes de Bukele apostaron a un incidente judicial en el que se le acusó de golpear a una mujer y decidieron llevar a una representante de ese sector, que representa un 53 por ciento de la población, como formula presidencial. Paradójicamente, Bukele ganó con un 53.9 por ciento las elecciones; es decir que ese mismo porcentaje de mujeres contribuyó a que Bukele ganara las elecciones.

Hemos hecho historia y hemos pasado la página de la posguerra”, dijo Bukele al proclamar su victoria, que le convertirá en el líder más joven de la historia reciente de El Salvador.

“Ganamos en primera vuelta y sumamos más votos que Arena y el FMLN juntos” agregó mientras los fuegos artificiales estallaban en la capital. “Hemos ganado en los 14 departamentos del país”, añadió. Con una casa de campaña sumida en el silencio y la oscuridad y una sede de partido que fue abandonada nomás se comenzaron a dar datos electorales, Calleja admitió en un hotel donde convocó a una conferencia de prensa su derrota y elogió  la limpieza de los comicios celebrados el pasado domingo.

Bukele, sustentó su campaña con un discurso muy básico y repetitivo centrado en poner fin a la corrupción y una activa campaña en redes sociales que impactó en el electorado más joven, de 30 años o menos.

Una de las razones a las que se atribuye el triunfo de Bukele fueron las luchas internas dentro de ARENA y el desprestigio acumulado del FMLN sumado a la falta de resultados frente a la violencia por parte del gobierno.

Aunque las encuestas auguraban una cómoda victoria, el hartazgo del electorado ante los últimos escándalos vinculados al cobro de sobresueldos y al hecho de que los tres últimos presidentes estén procesados, ha terminado de movilizar masivamente a los simpatizantes de Bukele.

Para evitar la segunda vuelta, el exalcalde de San Salvador necesitaba la mitad de los sufragios más uno. Esa cifra, sin embargo, se quedó corta: Bukele superó  con creces el techo, lo que le ha permitido convertirse de forma automática en presidente electo en primera vuelta desde  la firma de los acuerdos de paz en 1992.

Las aspiraciones de Arena pasaban por lograr que el FMLN no cayera de forma tan apabullante y forzar así una segunda ronda en marzo pero falló en sus cálculos estrepitosamente.

Bukele comenzó su carrera política en el FMLN, que lo llevó  a ser alcalde de San Salvador, entre 2015 y 2018. Después de una intensa labor de reordenamieto en la ciudad capitalina se dio a conocer como aspirante a la prsiencia de la República lo que le costó su expulsión del partido de gobierno.

Entre sus propuestas destacan un ambicioso plan de infraestructuras que incluyen un puerto, un tren y un aeropuerto, pero no ha detallado como las financiará. Una tarea complicada dado el enorme déficit público salvadoreño.

Una de las principales dificultades que enfrentará Bukele al asumir la presidencia del país se dará al interior de la Asamblea Legislativa donde su partido es minoritario y donde, conociendo la moral política de sus adversarios, será bloqueado en sus proyectos. En un aparente conformismo, sus principales adversarios han manifestado su respeto a la voluntad popular expresada en las urnas el pasado domingo, pero en su tono se percibe que aún no entienden qué fue lo que pasó, qué fue lo que llevó a semejante debacle.

Bukele tendrá que esperar al 2021 cuando se lleven a cabo elecciones legislativas que le den el control institucional que requiere para gobernar.

 

 

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