Por Luis Vazquez Becker
Con el pesar de funcionarios gubernamentales, algunos ‘romeristas’ y parte de la curia católica, luego de recibir el papa Francisco a los obispos de El Salvador en visita “ad limina” -la que realizan cada cinco años las iglesias de cada país al pontífice- este prefirió no dar expectativas por una pronta canonización del arzobispo Óscar Arnulfo Romero.
A pesar que no se ha informado de los asuntos tratados entre Francisco y los obispos salvadoreños, es muy probable que Romero fuera el tema central, así como la beatificación de Rutilio Grande García, asesinado por efectivos del Ejército en 1977.
Sin embargo, medios cercanos al oficialismo, religiosos y ‘romeristas’ laicos se han dado a la labor de desinformar, corriendo rumores sobre la ‘segura’ canonización de Romero el próximo mes de agosto. Estos rumores serían afirmados o negados por los obispos a su regreso al país.
Los mismos grupos, que politizan a monseñor Romero, han barajado la posibilidad de que el pontífice viaje a El Salvador próximamente para celebrar la canonización.
La Iglesia católica salvadoreña concluyó a finales de febrero pasado la investigación sobre una “presunta curación” atribuida a Romero y envió la documentación notariada al Vaticano para que esta pueda ser ratificada y así proceder a su canonización.
El supuesto ‘milagro’, no explicado a la población, se habría dado en el hospital general del Instituto Salvadoreño del Seguro Social (ISSS), dirigido por personeros afines al Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), antigua guerrilla que manipuló el asesinato del arzobíspo Romero para provocar un levantamiento armado que en ese momento fracasó.
Romero fue asesinado el 24 de marzo de 1980, durante la agresión comunista a El Salvador, por un francotirador mientras celebraba misa en la capilla del hospital de cáncer La Divina Providencia, en San Salvador.
El proceso de beatificación estuvo estancado durante años debido a la politización que se ha hecho del caso, pero con la llegada de Francisco al Vaticano se aceleró.
Romero fue declarado “mártir por odio de la fe”, por lo que pudo ser proclamado beato sin la necesidad de que se conociese un milagro con su intercesión.
El arzobispo fue beatificado en una multitudinaria misa el 23 de mayo de 2015 en San Salvador.
Según analistas y laicos consultados, el proceso de beatificación y el actual de canonización de Romero es producto de un movimiento ‘populista’, el cual pretendería presentar a la población en general una falsa cercanía del sacerdote inmolado con la entonces guerrilla del FMLN, lo cual, según expertos es falso, ya que monseñor Romero criticó tanto los abusos y crímenes cometidos por el Ejército en nombre del Estado, como los abusos, secuestros, robos y asesinatos del FMLN en nombre de la Revolución.
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