Los orígenes de la Guardia Pretoriana

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Si bien es cierto que el recuerdo de la Guardia Pretoriana ha quedado asociado a conspiraciones políticas y asesinatos de emperadores, la verdad es que en los inicios su función era todo lo contrario.

Etimológicamente, su nombre deriva de los vigilantes del Praetorium (Pretorio), una tienda o zona especial dentro de los castrum  o castellum romanos, en la que se alojaba el General, y a su vez los romanos tomaron una palabra procedente del griego antiguo “praitórion”, que significa cuartel general. La misión de estos legionarios era la de proteger al comandante del ejército durante las campaña de posibles asaltos, incursiones, traidores o infiltrados, significando su nombre literalmente “los protectores del recinto del comandante”.

Se sabe que este cuerpo personal era usado en campaña desde los tiempos de los Escipiones ya en 275 a,C, y la primera documentación sobre ellos data del 146 a.C. cuando en el avance hacia Numancia, Publio Cornelio Escipión Emiliano se hizo acompañar de una cohors praetoriae (cohorte pretoriana) de 500 legionarios “amigos” para su escolta personal, confirmando la costumbre de muchos generales romanos de escoger grupos de soldados selectos para su escolta personal. Este tipo de cohortes fueron aumentando su número durante las guerras civiles e insignes figuras como Julio César, Marco Antonio y César Augusto tuvieron alguna.

Pero fue cuando Augusto se convirtió en emperador cuando decidió que las utilidades de estas formaciones trascendían la guerra, y se podían usar políticamente.

Reclutó a los mejores hombres de entre las filas de todas las legiones del imperio y creó la Guardia Pretoriana, acuartelándola en el Castra Praetoria, situado a las afueras de Roma, a la órdenes de un prefecto del pretorio (mas tarde dos), cargo militar que sin embargo con el tiempo iría ganando en importancia política, convirtiéndose a partir de los tiempos de Tiberio en los primeros ministros del emperador.

Esta primera Guardia Pretoriana se componía de nueve grupos de 500 hombres (mas tarde 1000) y estaba imbuida a instancias de Augusto en preservar los ideales de la República. Disponía de una “turma” de caballería y patrullaban el palacio y edificios oficiales, así como los pueblos que rodeaban Roma. Su número reducido no se consideraba como un peligro para el imperio, sin embargo, a la muerte de Augusto en el año 14 d.C., los pretorianos empezaron a ejercer su presión e influencia sobre las políticas del imperio, comenzando la historia que ya todos conocemos.

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