La Revolución Rusa y la toma del Palacio de Invierno

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La Revolución Rusa representa el acontecimiento histórico que más influencia y consecuencias ha producido en la Historia del Mundo Contemporáneo tras la Revolución Francesa. Se cumple además un siglo desde su triunfo en 1917 y cabe recordar que el Partido Comunista, triunfante en la Revolución de Octubre como Partido Bolchevique continúa en el poder en algunos estados.
Pero es sabido que la Revolución Rusa de Octubre comenzó con la toma del palacio de invierno de Petrogrado (San Petersburgo), no en octubre sino en noviembre de 1917. En realidad el triunfo revolucionario dirigido por Vladimir Illich Uliánov, más conocido como Lenin supuso la culminación de un movimiento de toma del poder por el cual el marxismo va a conseguir establecer en el poder por primera vez en la historia un gobierno obrero.
Sin embargo, lejos de la visión idílica ofrecida los acontecimientos acaecidos antes, durante y después del asalto al palacio de invierno no fueron tan gloriosos como la propaganda soviética nos hizo suponer durante décadas.
Un poder paralelo al del gobierno, el Soviet de Petrogrado reunía a las diferentes fuerzas socialistas, en principio bajo la preponderancia de la fracción Menchevique ( minoritaria) del Partido Obrero Social Demócrata de Rusia.
El gobierno provisional surgido de la revolución se había empecinado en que el país mantuviera los compromisos acordados con sus aliados y, en contra de la inmensa mayoría del pueblo ruso, mandó a cientos de miles de soldados al frente.

Esta actitud hizo que las clases trabajadoras comenzasen a retirar su apoyo a los nuevos gobernantes, perdiendo popularidad la facción menchevique que lo había apoyado.

Tras una rebelión de soldados y marinos instigados por los bolcheviques el gobierno cayó y Kerenski pasó a ser jefe del gobierno, pero dentro de un ejecutivo cada vez más débil e incapaz de estabilizar la situación política.

Lenin había iniciado una sagaz campaña propagandística en la que exigía la paz inmediata con Alemania. Kerenski acusó de traidores a la nación a los revolucionarios. Lenin hubo de huir a Finlandia y el gobierno conseguía desarmar a los obreros de Petrogrado.

Todo parecía indicar que, finalmente, Rusia se encaminaba al establecimiento de un régimen democrático y parlamentario homologable a los de las naciones occidentales. Sin embargo un factor inesperado provocó un vuelco en la situación. El general zarista Kornilov pensó que era el momento de restablecer la disciplina en el ejército y la sociedad civil. A finales de Agosto concentró cuatro divisiones en el Neva exigiendo la dimisión del gobierno. Kerensky, temeroso, pidió ayuda a todo el pueblo. Es entonces cuando los soviets retoman su protagonismo y preponderancia y dentro de ellos, los bolcheviques.

Estos lanzan furibundos ataques al gobierno desde sus medios de comunicación ya restablecidos. La Guardia Roja, milicia obrera fiel a los soviets, se había consolidado enormemente . Lenin regresa de incógnito a Petrogrado el 10 de octubre convencido ya de la posibilidad de tomar el poder. Propone en el Comité Central la insurrección inmediata. Se aprueba el levantamiento para el 25 de Octubre, fecha en la que estaba convocada en la capital el II Congreso de los soviets.

Trotski constituyó un Comité Militar Revolucionario Provisional (PVRK), confiando el mando a un joven revolucionario no bolchevique, el primer compañero de viaje de la Historia. Este comité pedirá a los regimientos de la capital, a los guardias rojos y a los marinos de Kronstadt que se adhirieran al mismo. Al mismo tiempo, un pequeño grupo de bolcheviques debían ocupar correos, las estaciones, puentes y demás lugares estratégicos de la ciudad para asegurar el éxito del levantamiento.

La inquietud de los soldados, que acababan de recibir la orden de partir al frente precipitan los acontecimientos: Lenin sabe que un retraso de horas supondría el fracaso total. Después de estar escondido en lugar seguro, se disfraza para pasar inadvertido y llegar a Smolny desde donde remite un comunicado al Acorazado Aurora para que permanezca en el río Neva y prepare lanchas para desembarcar. Kerensky cursa la orden de abortar cualquier tipo de insurrección instaurando el estado de sitio el día 24 y sin embargo sus órdenes caen en saco roto.
o en noviembre de 1917. En realidad el triunfo revolucionario dirigido por Vladimir Illich Uliánov, más conocido como Lenin supuso la culminación de un movimiento de toma del poder por el cual el marxismo va a conseguir establecer en el poder por primera vez en la historia un gobierno obrero.
Sin embargo, lejos de la visión idílica ofrecida los acontecimientos acaecidos antes, durante y después del asalto al palacio de invierno no fueron tan gloriosos como la propaganda soviética nos hizo suponer durante décadas.
Un poder paralelo al del gobierno, el Soviet de Petrogrado reunía a las diferentes fuerzas socialistas, en principio bajo la preponderancia de la fracción Menchevique ( minoritaria) del Partido Obrero Social Demócrata de Rusia.
El gobierno provisional surgido de la revolución se había empecinado en que el país mantuviera los compromisos acordados con sus aliados y, en contra de la inmensa mayoría del pueblo ruso, mandó a cientos de miles de soldados al frente.

Esta actitud hizo que las clases trabajadoras comenzasen a retirar su apoyo a los nuevos gobernantes, perdiendo popularidad la facción menchevique que lo había apoyado.

Tras una rebelión de soldados y marinos instigados por los bolcheviques el gobierno cayó y Kerenski pasó a ser jefe del gobierno, pero dentro de un ejecutivo cada vez más débil e incapaz de estabilizar la situación política.

Lenin había iniciado una sagaz campaña propagandística en la que exigía la paz inmediata con Alemania. Kerenski acusó de traidores a la nación a los revolucionarios. Lenin hubo de huir a Finlandia y el gobierno conseguía desarmar a los obreros de Petrogrado.

Todo parecía indicar que, finalmente, Rusia se encaminaba al establecimiento de un régimen democrático y parlamentario homologable a los de las naciones occidentales. Sin embargo un factor inesperado provocó un vuelco en la situación. El general zarista Kornilov pensó que era el momento de restablecer la disciplina en el ejército y la sociedad civil. A finales de Agosto concentró cuatro divisiones en el Neva exigiendo la dimisión del gobierno. Kerensky, temeroso, pidió ayuda a todo el pueblo. Es entonces cuando los soviets retoman su protagonismo y preponderancia y dentro de ellos, los bolcheviques.

Estos lanzan furibundos ataques al gobierno desde sus medios de comunicación ya restablecidos. La Guardia Roja, milicia obrera fiel a los soviets, se había consolidado enormemente . Lenin regresa de incógnito a Petrogrado el 10 de octubre convencido ya de la posibilidad de tomar el poder. Propone en el Comité Central la insurrección inmediata. Se aprueba el levantamiento para el 25 de Octubre, fecha en la que estaba convocada en la capital el II Congreso de los soviets.

Trotski constituyó un Comité Militar Revolucionario Provisional (PVRK), confiando el mando a un joven revolucionario no bolchevique, el primer compañero de viaje de la Historia. Este comité pedirá a los regimientos de la capital, a los guardias rojos y a los marinos de Kronstadt que se adhirieran al mismo. Al mismo tiempo, un pequeño grupo de bolcheviques debían ocupar correos, las estaciones, puentes y demás lugares estratégicos de la ciudad para asegurar el éxito del levantamiento.

La inquietud de los soldados, que acababan de recibir la orden de partir al frente precipitan los acontecimientos: Lenin sabe que un retraso de horas supondría el fracaso total. Después de estar escondido en lugar seguro, se disfraza para pasar inadvertido y llegar a Smolny desde donde remite un comunicado al Acorazado Aurora para que permanezca en el río Neva y prepare lanchas para desembarcar. Kerensky cursa la orden de abortar cualquier tipo de insurrección instaurando el estado de sitio el día 24 y sin embargo sus órdenes caen en saco roto.