Madre de pandillero a policías: “Los voy a mandar a matar a todos”

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Un ambiente de tensión había acaparado por más de dos horas la comunidad María Auxiliadora. En el sector de Don Rúa, la escena era predominada por mujeres, muchas de ellas jóvenes con niños de pecho. Que se agolparon atrás de una cinta policial amarilla para ver la escena del crimen que para algunos era conmovedor.

“Primero empezaron lento y después se escuchó: pa pa pa pa…” Comentó una joven de la comunidad con otra señora.

La calma en el vecindario se había perdido desde las 11:55 a.m. A la mitad de la calle que empalma con la 7a. Avenida Norte se encontraban los vestigios. De lo que según parte policiales fue un intercambio de disparos entre agentes de Policía y cuatro miembros de la facción Revolucionarios de la pandilla Barrio 18.

Un carro blanco tipo sedan quedó en medio de la calle con las puertas abiertas y el parabrisas roto. Producto del intercambio de disparos entre policías y pandilleros.

El vehículo había sido reportado como robado desde el martes. La información brindada por la PNC señala que los sujetos que venían a bordo del vehículo blanco trataban de huir de la Policía y terminaron su intento de escape en la comunidad María Auxiliadora, en donde se suscitó la balacera.

Al lado del guardafangos derecho del vehículo yacía el cuerpo de un hombre. Este, de aspecto joven que vestía camisa roja. Un total de tres fallecidos dejó el enfrentamiento.

Al menos cinco investigadores de la PNC hacían pesquisas en la escena y el intenso sol de la tarde hacía más difícil su trabajo.

Los agentes comentaron que uno de los individuos se dio a la fuga y que en el vehículo guardaban un importante arsenal de armas.

Un revolver .357 había quedado en la escena del crimen, mientras que el individuo que logró huir del enfrentamiento habría llevado consigo un fusil Uzi, según indicó un agente destacado en la zona.

“¡Es el chino!” exclamó una joven morena con camiseta de tirantes y leggins negros quien hacía lo posible por reconocer el cuerpo que seguía tendido en la escena del crimen.

La risa nerviosa de la muchacha contrastaba con la mórbida curiosidad que tenía la mayoría de espectadores de la escena.

Otros de los curiosos, contemplaban el hecho con una mezcla de congoja resignación, acompañados de algunos sollozos.

Lo más importante para ellos era reconocer a sus seres queridos. En ese abanico de sensaciones, un empleado de una agencia de servicios funerarios escribía pacientemente su nombre en unas tarjetas de presentación y buscaba el momento menos incomodo para ofrecer los servicios de la empresa a la que representaba.

Alejada de la muchedumbre, en la intersección de la 23 Calle Poniente y la 7a. Avenida Sur una señora de mediana edad con cabello rojo desteñido y un tatuaje en la pantorrilla derecha, intentaba reconocer a su hijo que se encontraba entre los sujetos que resultaron muertos en el enfrentamiento con los policías.

Un agente de Policía con un pasamontañas y que portaba un rifle impidió el paso a la señora.

Dijo que tenía órdenes del jefe policial asignado a la escena de no dejar pasar a nadie que viviera en la zona. Después de un intercambio de palabras agrias entre la señora y el policía, en el que incluso intervino un reportero de un canal de televisión, la mujer se retiró airada profiriendo la siguiente amenaza: “¡Ya los voy a mandar a matar a todos, perros!”.

 

 

Tiempo Digital

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