Escipión el Africano, de general victorioso al destierro

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Por Javier Bañez Testera.- Envío especial del Gral. Alvaro Calderón

Escipión el Africano era el sobrenombre de Publio Cornelio Escipión, gracias a su victoria en la batalla de Zama contra el general cartaginés Anibal, durante el conflicto de la segunda guerra púnica, acabó sus días desterrado de la ciudad a la que engrandeció, Roma.

Finalmente fue Roma quien se impuso definitivamente a los cartagineses, en aquella larga lucha, comandados por Escipión, quien quiso llevar la batalla a tierras africanas, obligando a Anibal a regresar a su ciudad Cartago, donde fue derrotado en aquel año del 202 a.C.

Escipión, el general victorioso, el gran triunfador, siguió ejerciendo su influencia en el Senado donde fue nombrado siguiendo en los siguientes años cónsul, censor y recibiría además el titulo de princeps senatus.

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Pero Publio siempre tuvo enemigos y contrarios en el Senado romano, especialmente del senador Catón, que veían como la influencia de costumbres y acciones extranjeras, como las griegas, de las que Escipión era un gran seguidor se introducían en las formas de vida romana.

Compañeros de Publio ya habían sido objeto de acusaciones, como fue el caso de Pleminio, propetor, que había permitido el saqueo de la ciudad de Locri, en el sur de Italia, durante la reconquista llevada a cabo, bajo el mando de Escipión, al cual responsabilizaron por no mantener el orden en su ejército y al que se le acuso de contaminarse por las costumbres griegas.

Publio defendió una nueva guerra contra el rey de Siria Antioco III, obteniendo una gran victoria en la batalla de Magnesia en el año 190 a.c y que tras lo cual se anexionó gran parte de la península de Anatolia, donde en aquella victoria fue su hermano Lucio nombrando cónsul quien hacía las veces de general actuando como legado el propio Publio.

Tras esta victoria los opositores de el Africano crecían, dirigiéndose esta vez hacia su hermano Lucio acusado de haber distraído 500 talentos de los 3000 talentos que tenía que pagar Antioco III, tras su derrota. Tras conocer esto Publio hizo traer a su hermano los libros de las cuentas a la curia, donde los rompió por tal la acusación de robar dinero cuando había dado a Roma 15.000 talentos, aunque esto no evitó que su hermano fuera arrestado y condenado a pagar una multa desorbitada.

El Africano, también fue acusado por sobornar a Antioco III, por un hecho, la de conseguir que le devolvieran al hijo del Africano capturado en campaña sin ningún tipo de pago por el rescate, por lo que convocado para juicio, tras ser acusado de desviar fondos de la campaña y mantener acuerdos secretos con un enemigo de Roma, Publio se presentó allí donde en un largo discurso pronunció todas sus gestas y proezas a lo largo de su vida, aunque esto no impidió de que leyeron los cargos por lo que se le estaba acusando además sus detractores incidieron en querer demostrar que un solo hombre era Roma, es decir consideraban que quería proclamarse Rey.

En el segundo día de juicio el Africano recordó que se cumplía el aniversario de la batalla de Zama, por lo que en vez de comparecer recorrió junto con los suyos todos los templos de Roma, para conmemorar tan señalada fecha.
Tras ese día y comprendiendo que quizás el juicio no le sería favorable, Publio se retiró a su finca de Literno, próxima a Nápoles, con el pretexto de que se encontraba enfermo.

Publio Cornelio Escipión, el gran general que derroto a Anibal, el apodado como el Africano, fue condenado al destierro, quizás por malversación de fondos sin saber si era cierto o no, aunque no fue perseguido sino que se le permitió vivir en Literno junto con los suyos, triste por lo que dio a Roma y porque Roma se lo quito, de él quedaron las palabras:

¡Patria ingrata, ni siquiera posees mis huesos!