México cambia su voto y UNESCO tendrá que reconocer la Tierra Santa Judía

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La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), tendrá que retroceder en sus intenciones de adoptar una resolución en la que se niega todo vínculo entre el judaísmo y el Muro de los Lamentos, ubicado dentro del Monte del Templo de Jerusalén, limitándose a considerarlo un lugar de culto musulmán.

El Gobierno de México anunciaría mañana miércoles su abstención en la decisión relativa a la preservación del patrimonio cultural y religioso en Jerusalén Oriental ante el pleno de la UNESCO, por lo que las cosas tendrán que volver a su estado normal e histórico, respetando el valor del Muro de los Lamentos dentro de la fe judía.

De acuerdo a un comunicado emitido por La Secretaría de Relaciones Exteriores mexicana (SRE), el cambio del voto “reitera el reconocimiento que el Gobierno de México otorga al vínculo innegable del pueblo judío con el patrimonio cultural ubicado en Jerusalén Oriental. Asimismo, refleja el enorme aprecio que este gobierno tiene por la comunidad judía y en particular por sus significativas contribuciones al bienestar y al desarrollo económico, social y cultural de México”.

La SRE informó a Andrés Roemer Slomianski la conclusión de su comisión como Titular de la Representación Permanente de México ante la UNESCO, entre otras causales que pudiera determinar el Órgano Interno de Control de la Cancillería, por no haber informado diligentemente y con acuciosidad del contexto en el que ocurrió el proceso de votación; por informar a representantes de otros gobiernos distintos al de México del sentido de su voto y por hacer públicos documentos y correspondencia oficiales sujetos al sigilo que le obliga la Ley del Servicio Exterior Mexicano.

Con todo ello, habría incurrido en la violación a las obligaciones establecidas por los artículos 41, 42 y 43 de la Ley del Servicio Exterior Mexicano.

La Secretario Ruiz Massieu solicitó al Órgano Interno de Control una investigación pormenorizada para esclarecer y deslindar, con todo rigor, las responsabilidades de los funcionarios que intervinieron en este tema, específicamente en lo que toca a las instrucciones que se giraron desde México a su Representación ante la UNESCO sobre el sentido del voto.