Las acusaciones del padre “Toño”, ahora los pájaros le tiran a las escopetas

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Antonio Rodríguez López-Tercero, conocido como el padre “Toño” acusó el pasado fin de semana a la Conferencia Episcopal de El Salvador de “ser parte de un delito” e intentar que lo expulsaran de la congregación religiosa a la que pertenece.

“Querían que la iglesia católica me expulsase y me mandasen a España y ya no volviese. Efectivamente, la Conferencia Episcopal hace una carta recomendándole a mi congregación que inicie un proceso para reducirme al estado laical; no ha sucedido porque la Iglesia Católica no puede presentar la prueba, porque se evidenciaría que todos ellos fueron parte de un delito”, asegura el padre “Toño”.

El padre “Toño” fue acusado en el 2013, en un juzgado especializado de instrucción, de haber introducido objetos prohibidos en Centros Penitenciarios y tráfico de influencias en favor de líderes de la pandilla “barrio 18” encarcelados en distintos lugares del país.

Fuentes allegadas al entonces Fiscal General de República, Luis Martínez, afirmaron que siendo este católico y mariano, optó como gesto de respeto a la Iglesia Católica, por reunirse en forma privada con la jerarquía eclesial salvadoreña para hacer de su conocimiento la conducta delictiva del padre “Toño”, comprobada mediante grabaciones del Centro de Escuchas en las que se ponía de manifiesto las relaciones de este con el accionar de las pandillas, proporcionándoles teléfonos celulares y sirviendo de intermediario con “las autoridades” en el caso de la tregua.

El padre “Toño” fue beneficiado con las leyes de El Salvador que le proporcionaron un juicio abreviado que le permitió obtener su libertad. Después del juicio el padre “Toño” abandonó el país radicándose por algún tiempo en su país de origen.

Ahora el famoso padre “Toño” se ha convertido de acusado y juzgado, de conformidad con las leyes, a acusador del ex fiscal Martínez. El delito por el cual el padre “Toño” denunció a Martínez es el de haber “divulgado” ante sus superiores la información contenida en las grabaciones del Centro de Escuchas. Que nosotros sepamos, la divulgación tiene como fin hacer una información del conocimiento público, cosa diferente cuando se trata de una reunión de carácter privado.

Además de estarse prestando a oscuras maniobras contra Martínez, Rodríguez muestra un grado de cinismo y desfachatez sin parangón alguno., confiesa que de las 1,000 llamadas que le grabaron, únicamente 86 estaban relacionadas con delitos; el resto, dijo, estaba relacionado con su vida privada, su vida social y su vida personal (intimidades) que según él, el ex fiscal no tenía derecho a comentar con nadie, menos con sus superiores dentro de la Iglesia.

El discernimiento elemental de cualquier juzgador era suficiente para rechazar una imputación de ese tipo, tanto por la naturaleza del delito como por los motivos que supuestamente mueven al acusador.

La certeza de la acusación fiscal que llevó a la cárcel al “padre Toño” se fundamentó precisamente en las más de mil llamadas que lograron interceptar entre Antonio Rodríguez y los líderes pandilleros de la barrio 18, de las que él reconoce que “solo 86 estaban relacionadas con delitos” y en las que se refiere de manera inobjetable la forma de actuar del crimen organizado.

Qué otra información y qué tan grave es esta, contienen las 914 grabaciones a las que se refiere el padre “Toño” al grado que le haya afectado tanto?.
Sabemos que la vida personal privada, social y personal de un miembro de la iglesia está llamada a revestir un carácter moral y religioso. Sabemos que al padre “Toño” le importan un bledo las leyes, por lo que no se puede decir que esa es la razón para ensañarse con el ex fiscal Martínez con quien, en todo caso, debiera estar agradecido por no haberlo refundido en la cárcel con solo agregar a los delitos por los que lo acusaron el de Asociación o Agrupaciones Ilícitas.

Lo que no sabemos es por qué la juzgadora que conoció de la audiencia inicial contra el ex fiscal Martínez no lo hizo con la transparencia que lo hizo la que conoció del caso Rais-Martínez, sin que antes se declarara reserva alguna; tampoco sabemos por qué no le otorgó su derecho a tener medidas sustitutivas a la detención provisional. Será porque el desvelo no dejaba dormir a los que confrontaba el ex fiscal y que ahora duermen plácidamente o porque ahora los pájaros le tiran a las escopetas como se dice popularmente.

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