Venezolanos se toman últimas latas de la emblemática cerveza Polar

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Como ocurrió en su momento con productos como el papel higiénico, la leche o la pasta, esta semana pudo verse a muchos venezolanos comprando con apuro las que, por ahora y quien sabe por cuánto tiempo, serán las últimas latas y botellas de cervezas Polar, luego de que el viernes suspendió operaciones la cuarta y última planta de esa cervecería por falta de materia prima. Las otras tres plantas se paralizaron durante la semana.

La advertencia que hizo la empresa hace casi dos meses sobre los “niveles críticos” de abastecimiento de cebada malteada en sus galpones no movilizó al sistema de administración de dólares que controla el gobierno del presidente Nicolás Maduro, único autorizado para comprar y vender los dólares del país. (Lea también: Cortes de luz y paro en la producción de cerveza en Venezuela)

A pesar de las decenas de solicitudes emitidas por la Cervecería Polar (cuyos productos cubren hasta el 80 por ciento del mercado cervecero del país), el Gobierno sigue sin dar acceso a los dólares para la importación de la cebada. Así que, hasta nuevo aviso, Venezuela se quedó sin cerveza ni malta.

“Hemos agotado también todas las opciones de endeudamiento con nuestros proveedores internacionales”, explicó la Polar en un comunicado fechado el 21 de abril, en el que pide al Gobierno que considere venderle las divisas al precio más alto del control cambiario –que actualmente maneja dos tasas– para destrabar la importación de la cebada y evitar suspender la producción.

Una situación que, según informó la empresa, “impactará a 10.000 trabajadores directos y más de 300.000 fuentes de empleo indirectas entre franquiciados, transportistas, clientes y proveedores en todo el país”.

De momento, Cervecería Polar mantendrá su plantilla de empleados, pero el presidente de la Federación Venezolana de Licores (Fevelicor), Franklin González, explicó a EL TIEMPO que esta suspensión, de mantenerse, podría tener efectos muy fuertes en el mercado laboral.

“La Polar es el proveedor del 84 por ciento de las cervezas del mercado venezolano y, por el consumo de nuestro país, representa hasta el 75 por ciento de nuestras ganancias. Estamos hablando de unos 100.000 establecimientos de expendio de licores en los que trabajan directamente unas 500.000 personas e indirectamente hasta dos millones”, afirmó.

Sobre la base de estos números, la Cervecería Polar se esfuerza en mantener los ánimos y, según su directora general, Marisa Guinand, “confiamos en que pronto tendremos una respuesta positiva”.

Esta actitud contrasta con el sentimiento de los venezolanos, que ven cómo cada día se les hace más difícil el acceso a sus productos más queridos y emblemáticos.

De hecho, en Venezuela no se pide una cerveza, sino una ‘polarcita’, una ‘fría’ o un ‘tercio’ (la presentación de 300 mililitros).

“Si no hay más cerveza Polar, ¡me muero!”, dice un ejecutivo de ventas en tono de broma, pero de inmediato se imagina un escenario real de Venezuela sin su cerveza. “De verdad sería muy triste, menos variedad, menos cosas hechas en el país que me gustan y que son típicas de nosotros”.

Hasta el momento, el Gobierno no se ha pronunciado respecto a la falta de materia prima para la producción de cerveza, a pesar de los constantes cuestionamientos del presidente Nicolás Maduro a las Empresas Polar y su presidente, Lorenzo Mendoza, a quien acusa de ser uno de los artífices de la supuesta “guerra económica” que se realiza en su contra.

En cambio, frente a los temores sobre una posible toma y nacionalización de la empresa, el ministro de Comercio Exterior, Jesús Faría, aseguró en una entrevista de televisión que el Gobierno por iniciativa propia no cerrará las plantas de esa empresa, no sin antes advertir que en caso de suspensión de actividades “los trabajadores harán lo que tengan que hacer, pues tienen derecho al trabajo”.