¡Aprendan a vivir sin agua!

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Por Mauricio Eduardo Colorado.

Como si fuera hace 200 años, cuando las ciudades o caseríos nacían cerca de ríos o manantiales, el encargado de proveer por el recurso hídrico salió  declarando  en los medios de comunicación, con su prepotencia característica, que la escasez de agua en barrios y colonias se solucionará  cuando la población aprenda a vivir sin agua.

Semejante declaración, me trae a la memoria aquel cuento del gran artista salvadoreño, Aniceto “Porsisoca”, que contaba que para ahorrar el gasto de comida, le estaba enseñando a su caballo a no comer. Y contaba que el caballo era muy inteligente, y ya estaba aprendiendo cuando de repente, se murió (de hambre). Pues las deplorables declaraciones del todavía presidente de ANDA, ha soltado una serie de comentarios de gente que se siente indignada por el irrespeto que la frase implica, y que además denota por si sola la incapacidad del titular de superar el problema.

Posteriormente, y al sentir el rechazo de la población a su impertinente declaración, pretende descargar su incapacidad con injustificadas explicaciones, como afirmar que el problema se debe a que algunas tuberías tienen más de ochenta años.

Craso error de justificación, porque si tales canales son obsoletos, debería de haberlos sustituido y de esa forma, superar el problema. La otra trillada escusa, es la falta de fondos, y para superar el problema, elevó las tarifas, lo cual se le revierte debido a que la gente ahora reclama que le pasan los recibos exorbitantes, pero el agua no llega a sus casas. Ese efecto produjo una viral reacción como lo expreso la niña Lilian en los medios sociales, con una frase que no podemos reproducir en este espacio que amablemente nos concede  Diario Latino, pero que recoge el sentir de toda la población que sufre el deficiente servicio que presta la institución. Indudablemente –lo reconocemos- el problema es grave, pero como muy bien lo han dicho muchas personas, nuestro país esta bendecido  por un elevado promedio de lluvias, que en comparación con países desérticos, nos coloca en el mundo privilegiado de facilitar la solución de problemas sobre el agua.

Bien decía Facundo Cabral: “Juan Comodoro buscando agua encontró petróleo, pero se murió de sed” Por nuestro lado, confesamos que nuestra profesión está muy alejada de los recursos hídricos, (como para proponer soluciones) pero estamos convencidos de que hay muchos especialistas en dicha materia que podrían desarrollar un mejor papel en la solución del problema del agua.

Quien dirige a la Administración, deberá no solamente solucionar el actual problema del agua, sino que prevenir el futuro del servicio para que las nuevas generaciones no sufran  un problema que cada día se agudiza más y más, y en el futuro con seguridad acarreará más problemas que los que se producen hoy. Lagos artificiales o reservorios para aprovechar las lluvias son de impostergable construcción, así como plantas potabilizadoras de ríos caudalosos que a diario desembocan miles de litros de agua dulce en el mar.

La iniciativa de tales proyectos aunque tienen costos elevados, también tienen graves necesidades, que exigen la atención -con recursos propios del estado- además de los recursos ordinarios de la institución, pero todo ello, con una gran proporción de controles, para evitar la corrupción. Porque todo esfuerzo legítimo de gasto, se diluye cuando aparece la corrupción y los finiquitos “exprés” que deja sin castigo los enriquecimientos ilícitos. En ANDA ya tuvimos una triste experiencia.  El Salvador merece un mejor destino, y debemos empezar a construirlo pero, sobre todo, merece tener agua .

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