Francisco cumplió su “deseo más íntimo”, rezar ante la Virgen de Guadalupe

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El papa Francisco celebró el sábado una multitudinaria misa en el santuario de la Virgen de Guadalupe, patrona de las Américas, y posteriormente cumplió su “deseo más íntimo” de orar en silencio frente a su imagen, demostrándole su devoción.

Alrededor de 50.000 personas, algunas vestidas de blanco y amarillo y ondeando banderas del Vaticano, asistieron a esta emotiva misa, concentrándose dentro y fuera de este santuario mariano ubicado en la periferia de la capital mexicana y que es el más visitado del mundo.

Francisco había confesado que uno de los mayores deseos de su visita de cinco días a México era rezar por tercera vez en su vida ante “La Morenita” y lo hizo durante varios minutos, por México, el continente americano y todos los buenos propósitos de su pontificado, según había dicho.

En el santuario, el papa pronunció una homilía poética de homenaje a la Virgen que, según Francisco, transmite a Dios las súplicas de las personas más humildes y olvidadas en un país acechado por la violencia, la pobreza y la impunidad como lo es México.

“Dios se acercó y se acerca al corazón sufriente pero resistente de tantas madres, padres, abuelos que han visto partir, perder o incluso arrebatarles criminalmente a sus hijos”, dijo Francisco aludiendo a las víctimas del crimen organizado. Dios tiene una elección “preferencial” para estas personas, aseguró el papa.

“Nadie puede quedar afuera. Todos somos necesarios, especialmente aquellos que normalmente no cuentan por no estar a la altura de las circunstancias o no aportar el capital necesario para la construcción de las mismas”, manifestó.

El papa también aludió a los “jóvenes sin futuro expuestos a un sinfín de situaciones dolorosas, riesgosas” y a los ancianos “sin reconocimiento, olvidados en tantos rincones”.

María Inés Gómez, una contadora de 47 años, asentía mientras escuchaba la misa del papa. “Si todos cambiáramos, si todos siguiéramos su mensaje, otra cosa sería México”, decía.

“Es un honor enorme que venga a nuestra señora de Guadalupe, que es la madre de los mexicanos. Que le pida por nosotros porque es muy preocupante la situación en la que estamos”, manifestaba de su lado Socorro Valdés, de 66 años.

El santuario de la Virgen de Guadalupe es visitado por 20 millones de personas cada año. Para evitar aglomeraciones, la imagen de la virgen tiene que verse desde una cinta mecánica.

La virgen se le habría aparecido en 1531 a un indio muy humilde, Juan Diego. Es patrona de México desde 1737 y de América desde 1910.

El duro discurso del papa Francisco a los obispos en México: “Deben enfrentar al narcotráfico con un coraje profético”

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El papa Francisco pidió el sábado a los obispos y a todos los religiosos mexicanos que “no minusvaloren el desafío” que el narcotráfico representa para la “sociedad mexicana”, incluida la Iglesia, en su discurso en la catedral de Ciudad de México.

Con una fuerte metáfora, Francisco aseguró que el narcotráfico, por su proporción y por su extensión en el país, “es como una metástasis que devora”.

“La gravedad de la violencia que disgrega y sus trastornadas conexiones no nos consienten a nosotros, pastores de la Iglesia, refugiarnos en condenas genéricas”, les insistió a los obispos del país reunidos en la catedral. Por ello, les pidió “coraje profético y un serio y cualificado proyecto pastoral” para contribuir a crear una “delicada red humana, sin la cual todos seríamos desde el inicio derrotados por tal insidiosa amenaza”.

Francisco llamó a los miembros de la Iglesia a apoyar el combate al narcotráfico y la violencia, “comenzando por las familias; acercándonos y abrazando la periferia humana y existencial de los territorios desolados de nuestras ciudades; involucrando las comunidades parroquiales, las escuelas, las instituciones comunitarias, la comunidades políticas, las estructuras de seguridad”.

“Solo así se podrá liberar totalmente de las aguas en las cuales lamentablemente se ahogan tantas vidas, sea la de quien muere como víctima, sea la de quien delante de Dios tendrá siempre las manos manchadas de sangre, aunque tenga los bolsillos llenos de dinero sórdido y la conciencia anestesiada”, denunció.

El Sumo Pontífice también les pidió que “sean por lo tanto obispos de mirada limpia, de alma transparente, de rostro luminoso”.

“No tengan miedo a la transparencia. La Iglesia no necesita de la oscuridad para trabajar. Vigilen para que sus miradas no se cubran de las penumbras de la niebla de la mundanidad; no se dejen corromper por el materialismo trivial ni por las ilusiones seductoras de los acuerdos debajo de la mesa”, les aconsejó.

Les indicó que no deben “perder tiempo y energía en las cosas secundarias, en las habladurías e intrigas” o en los “vanos proyectos de carrera”. “Si tienen que pelearse, peléense. Si tienen que decirse cosas, díganlas. Pero como hombres, en la cara”, le dijo a los religiosos.

En su discurso, además, invitó a ocuparse de los jóvenes que “seducidos por la potencia vacía del mundo, exaltan las quimeras y se revisten de sus macabros símbolos”.

En general, Francisco confió en que la Iglesia sea capaz de colaborar para “contribuir a la unidad de su pueblo; de favorecer la reconciliación de sus diferencias y la integración de sus diversidades y de promover la solución de sus problemas endógenos”.

Se despidió afirmando que “México y su Iglesia llegarán a tiempo a la cita consigo mismos, con la historia, con Dios”, a pesar de que “tal vez alguna piedra en el camino retrasa la marcha y la fatiga del trayecto exigirá alguna parada”.